noviembre 30, 2016

Distance

Una de las cosas que muchos de los treintañeros y cuarentañeros parece querer evitar es el enfrentar las consecuencias de los propios actos en las emociones ajenas. Ver lo que una decisión propia, una palabra dicha, produce en otro. Lo sienten como el momento más escalofriante de la vida y huyen como uribista en votación o hincha del Barcelona cuando se habla de ayudas arbitrales.


Asumir esas cosas también hace parte de la vida. 

noviembre 29, 2016

The last one

Ayer se murió el último futbolista en el mundo.

Aquellos con edad suficiente para recordar su historia echaron de menos sus regates y sus goles. Fue el último de una familia en la que todos dominaban el arte de golpear balones haciéndolos volar a su antojo en cualquier dirección, en trayectorias irreales tras ejecutar movimientos ahora irrepetibles. Gambetas elásticas que hacían suspirar a miles y que hacía a otros volver a casa de rodillas agradeciendo su suerte al ver justo esa jugada, ese día. Saltos interminables en los que volaban por horas antes de cabecear un balón lejos del alcance de sus rivales. Barridas fuertes y decididas que llegaban al balón un instante antes, justo a tiempo. El saludo entre rivales al final del partido, el abrazo y el reconocimiento al esfuerzo del otro. El saludo a quienes los iban a ver cada semana. La cerveza al salir del estadio, los colores y las canciones.

Hay todavía algunos balones exhibidos en varios museos, junto a armaduras samuráis y vasijas de barro. Los niños no corren ya tras una pelota y se ve lejana la magia de hacer rodar una usando sólo los piés. Los amigos tienen ya otras excusas para reunirse y compartir; los rivales tienen ya otras excusas para insultarse y golpear. Los estadios se han ido cayendo de viejos, solos y raídos, rodeados de estatuas de bronce y escalones colonizados por la maleza. Las personas decidieron no entretenerse más viendo qué más se podía hacer usando un balón inflado con aire y los ídolos aparecieron en otros lugares, bajo otras luces, sobre otros pedestales.

Ayer se acabó un oficio. Un quehacer menos para el ocio de la gente. Un sueño menos en las noches de los niños, que ya no aspiran a clavarla en el ángulo faltando un minuto para el final del partido.

A veces hay un déficit de artesanos en la vida. Hace falta más artesanía, más cosas hechas con las manos. O con los piés. Yo sinceramente no entiendo por qué dicen que alguien daña algo cuando lo hace con los piés, si es que recuerdo lo que hace la gente con un solo pie y me faltan manos para conseguir algo parecido.

Loas y vítores al último futbolista en el mundo, último de una estirpe llena de gloria y de tristezas. Una familia llena de la vida como pocas en el mundo, llena de todo lo que las personas asociaron alguna vez con estar vivo. Que aun muertos claman porque los demás sigamos vivos. Ojalá corriendo, ojalá haciendo goles.

El próximo gol que haga se lo dedico a ustedes.

noviembre 28, 2016

Lectivo

Lista de cosas que he aprendido este año.

  • Las toallas se lavan por separado para no llenar de motas las cosas.
  • Uno ya no tiene quince años para lavar la ropa o el piso sin guantes.
  • Soy talla 8 en guantes.
  • Los condones japoneses son realmente pequeños.
  • Las babas de un perro suben el ánimo y sanan los raspones.
  • Los abrazos son la vida.
  • Los tatuajes son divertidos.
  • Llegar a entenderse con otra persona nace de cosas más allá del idioma.

noviembre 27, 2016

Agenda

Es un hecho aceptado el que la Internet y las comunidades que allí se reúnen son fuente de contenidos que afectan la Opinión Pública. La indignación cíclica se mueve al ritmo de quienes dicen y desdicen allí. ¿Hasta dónde es simplemente un grupo informe con intereses comunes y hasta dónde es un grupo siguiendo la guía de unos intereses reducidos y propios de unos cuantos?

La pregunta, que me parece legítima (así parezca sobreactuada a ratos) surge de aquí. ¿A quién le interesa desvirtuar una de las fuentes de innovación tecnológica más relevantes en la industria estadounidense durante la última década? Ahora bien, si la respuesta a la pregunta es que efectivamente son un grupo de personas que casualmente tienen ideas comunes, es posible que todo se reduzca a buscar ser populares y llamar la atención, tener más visitas en breitbart y cosas así. Obtener poder político usando la indignación para agrupar gente.

En cualquier caso, todo me recuerda a un libro que publicó la extinta Telecom, donde contaban la historia de las comunicaciones en Colombia y reseñaban la época en la que los campesinos bajaban los palos con cables de telégrafo a machete porque ese invento era de Satanás.

Corolario. Ese cuento del alt-right como eufemismo de la supremacía blanca, los neo-nazis suena a Tercera Vía como eufemismo de los libertarian lavaperros de Maggie Thatcher (sí, es contigo, candidato quemado de gafas y calzonarias que se peina de lado). Ambos casos me la pelan.

noviembre 26, 2016

Ranthought - 20161126

¿Para qué puede servir un servicio como el de Seguridad en Línea? Atiende un rango limitado de motivos de denuncia, sólo recibe denuncias de un sujeto pasivo de delito (un tercero no puede denunciar nada), no se ve por ningún lado cómo interactúa el servicio con la Policía o la Fiscalía. Si uno entra a ver el mapa de denuncias, son todas vagas y en varios casos la respuesta es "Vaya a la Fiscalía/Inspección de policía para que atiendan su caso".

Eso sí, uno entra a leer algún periódico en línea y sale publicidad de eso como si fuese la panacea (y viene con el logo ese de la Alcaldía de Bogotá que parece señal de WiFi). Vaya uno a saber si es publicidad pagada por la Alcaldía Mayor.

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Comprando cosas para decorar mi cuarto. Comprando edredones y cojines. La vejez.

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Llegó una muchacha paisa a trabajar por unas semanas en la sede rola de la oficina. Paisa de las que invita a firmar vainas para apoyar todo lo que dice el uribismo. Eh.

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To Kindle or not to Kindle. Esa es la cuestión.

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Algún día jugaré fútbol en la nieve. Juro.

noviembre 25, 2016

Hawk

Cuando mi hermana se casó y se fue a vivir con su esposo, su nuevo hogar tenía varias cosas que en mi casa no había y seguro nos íbamos a demorar en tener. Mi mamá nunca gustó de tener horno microondas así que no había, mientras que mi hermana tenía uno muy práctico y moderno. Mi hermana tenía un televisor enorme en el estudio; yo tenía uno más bien pequeño para los videojuegos. Mi hermana y mi cuñado tenían un computador más rápido que el mío y mucho más moderno, en el que se podían jugar más cosas.

Entre los muchos CD que tenía el cuñado en la biblioteca encontré uno con juegos varios de hacía diez a quince años en ese entonces (estábamos en 1998, veíamos Verano eterno y Las tardes de la mega en los nuevos canales privados). Eran juegos de baja resolución que sólo necesitaban una pantalla a color (algunos ni siquiera eso). Uno muy peculiar, del que no recuerdo el nombre, lo ponía a uno a dirigir a los Estados Unidos en la guerra en Iraq que armó George Bush el viejo. Desplegar más soldados, aviones y barcos; bombardear puentes o centros de comunicaciones, aeropuertos o cantones militares; publicar comunicados de prensa o enviar emisarios a los aliados de la región. Cada turno permitía hacer sólo una de esas acciones y el éxito de la campaña se medía por el porcentaje de aprobación que La Opinión Pública ofrecía en las encuestas.

Uno siempre perdía porque La Opinión Pública siempre terminaba descontenta con la campaña: No era posible ganar rapidamente esa guerra, tampoco estaba bien visto devolverse y ni hablar de estar bombardeando todos los días.

La Opinión Pública, ignorante como es, tiene mucho poder.

noviembre 24, 2016

Gaviota

Cuando estaba en el colegio llegué a preocupar a la psicóloga que estaba encargada de mi curso. En una de esas me puso a leer un libro más bien maluco: Uno, escrito por el mismo autor de Juan Salvador Gaviota. Era un libro sobre las infinitas posibilidades en el futuro de alguien según eligiese uno u otro camino. La analogía que eligió este señor fue ir en un hidroavión y amarizar en uno u otro punto de un océano infinito.

El libro es más bien ligero (eso recuerdo) y una sola idea sobrevivió hasta ahora como lo único que consideré relevante de aquella tarea que me dejaron. El protagonista llega al siguiente insight: Uno nunca debería ser incondicional con alguien. Uno se hace frío con alguien más cuando esa otra persona hace o deja de hacer cosas que lo motivan (daña, aburre, molesta, desconfía, irrespeta, aleja). Uno se hace cálido cuando ese alguien hace otras cosas (más o menos opuestas). La lealtad -como la venden normalmente- no resulta ser entonces nada más que ceguera y deshonestidad (con uno, con el otro).

Creo que después de ese tuve que comenzar a leer algo de Sartre para otra clase. Siquiera.

noviembre 23, 2016

Shell

Anoche revalué la burbuja en la que vivo normalmente.

En un recorrido de escasos cinco kilómetros tuve dos desencuentros que echaron por el piso lo que esperaba que mejorara al ir en bicicleta al trabajo. Primero, dos tipos en bicicletas de las de varos millones de pesos se volaron un semáforo peatonal y casi se llevan un niño en el proceso. Su reacción fue reducir la velocidad y pasarle por el lado; siquiera cambiaron el causarle heridas por dejarlo muerto del susto. El segundo, unas calles más adelante, tuvo a un tipo que sin siquiera mediar palabra me echó la bicicleta para adelantarme.

Esta comunidad se puede resumir sin ambages en "lugar para vivir la rutina esperando al día en el que alguien te cague lo suficiente para hacerte daño". No se trata de si pasará, es cuestión de ver cuándo y qué tan grave será.

E igual, el privilege check nos lleva a decir que eso es mejor que lo que le corresponde a la gran mayoría. Así estamos.

noviembre 22, 2016

Desalojo

¿Recuerdan que les decía que qué miedo la gente con poder económico y con plomo de sobra? Pues bien, el miedo se hace justificado a medida que se van conociendo historias de los líderes sociales que van apareciendo muertos (porque el español es bello y a la gente simplemente la cubre el negro velo sin que la violencia previa tenga lugar en el relato).

Los eficientes burócratas como el alcalde de Bogotá cumplen con su lealtad a quienes ejercen el poder real, usando para ello el mismo ESMAD que ya sabemos cómo trata a estudiantes, jóvenes y campesinos por igual. Los más básicos entre los dueños del poder amenazan directamente a quienes marchan y protestan, invalidándolos y tratándolos de guerrilleros, mockusianos marihuaneros y tantas otras denominaciones variopintas nacidas del odio y el desprecio profundo al otro. La Policía cumple con su deber de impedir que la Defensoría del pueblo haga su trabajo mientras despeja los deseos nebulosos de cambio a bolillo y a pata. Las estrategias son las de siempre, en las que se usa el miedo y la desinformación para que la gente no pueda reaccionar al abuso. Los medios se quedan cortos porque finalmente también le reportan su quehacer a los mismos intereses (y además, parece que trabajar por la paz es agitar menos a la gente sin importar el motivo).

Todo ha cambiado tanto que volvió a ser como antes, como siempre. Qué miedo este lugar. Qué miedo la gente.

noviembre 21, 2016

Lilies

Lilies of the field (1963) es una película rara. Deja a la gente diciendo Amén para todo y Sidney Poitier hace un personaje intachable que parece desarrollarse pero no pasa de pucheros y berrinches. Es un ser idealizado -como John Wayne-, tanto que todos esos blancos que hacían cine en esa época le dieron un premio Óscar a Poitier. El problema que le encuentro es que uno dificilmente puede identificarse con él en algo y falla al transmitir emociones; la empatía de quien lo observa no pasa de lo básico (ojalá le paguen, ojalá logre terminar, ojalá no se pelee con los otros personajes). Nunca se llega a saber qué lo motiva y sólo queda creer que es dios.

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Arrival (2016) es otro trabajo muy bonito del director de Enemy, aquella peculiar adaptación de El hombre duplicado. La historia, que según entiendo viene de un cuento, se la juega usando como aproximación al problema de hablar con extraterrestres una profesión de la que no pueden salir todos a pontificar. Hay un poco de vacíos en el proceso que lo dejan a uno rascándose la cabeza (¿qué supuestos usaron para crear el conjunto de expresiones con las que se comunicaban? Pasaron sin asco de un tablero acrílico a una pantalla donde pintaban expresiones varias) pero más allá de eso, la historia es buena y el giro que toma está bien logrado.

Lo malo es que, recién pintaron el primer manchón de tinta, yo ya sabía cuál era la causa de eso y cómo iba a afectar al personaje principal. Para mí fue predecible. Escribo ésto para mí -no para usted que lee-, para leer esto en el futuro y recordar que no siempre soy la tortuga. A veces la cabeza me da para ir rápido como antes y entender con facilidad estas cosas.

noviembre 18, 2016

Gap

Dejar ir. Aceptar que los demás deciden por sí mismos, entender que no se controla nada y que no se tiene derecho adquirido a la presencia de nadie. Aceptar la distancia interpuesta y el silencio. Aceptar que las condiciones no las fija uno sino alguien más y lo único que queda es guardar silencio hasta que le digan lo contrario.

Hacer el duelo de los vínculos profundos que pasan a ser vacío. Ver el contraste entre alguien que traía sonidos, acordes, y el silencio que queda después. Levantarse igual, seguir haciendo cosas. Recordar que los vínculos profundos son consecuencia y no causa del ser. Pensar en lo que se hizo sin creer que hay alguien esperando escuchar lo que se piensa.

Hacer las cosas pensando que el silencio será infinito. Tener el corazón abierto para cuando resulte tener un final. Escuchar. Tic, tac, toc, tic. Crujidos. Martillazos. Arañazos.

Escribir un diccionario con ese idioma, ahora muerto, que se hablaba entre dos personas y ahora nadie usa. Dibujar un mapa falso del tesoro que, en algún vericueto, esconda el lugar donde se dejan los recuerdos que se quieren atesorar. Veinte pasos en una dirección, giro a la izquierda, noventa y tres pasos más, busque la caverna que parece un gato peludo y entre por la pata izquierda.

Salir a la calle, correr, conseguir lulada o jugo de maracuyá, seguir corriendo. Cuando el cielo se vea verde significa que es hora de volver a casa. Caminando. Comiendo helado.

Revisar que la leche no se haya cortado, que las manzanas no se han dañado y que el jamón todavía es comestible. Probar alguna receta. Improvisar. Comerse los fracasos con té verde. Ojalá frío.

Hablar con la gente de uno. Hablar. Darse abrazos. Mandarse abrazos, contarse historias, ver la calle en compañía. Saber de la gente de uno. Cuidar la gente de uno.

Honrar el recuerdo de las cosas que estan en uno y son uno mismo junto a uno. Aprender. Seguir siendo. Intentar otra vez, ajustar el ángulo de los alerones hasta que salga algo diferente. Planear.

noviembre 17, 2016

El culo

Qué importante es el culo al hacer cada cosa en la vida. Para escalar hay que levantar el culo. Al ir en bicicleta hay que mover el culo para esquivar obstáculos más fácil y girar. Parece que para bailar hay que saber mover el culo. El buen sexo depende del culo. Todo pasa por el culo.

Ni siquiera hay que tener un culo grande (que yo tengo más bien poco). Se trata simplemente de moverlo, recordar que los antepasados tenían un rabo en el culo y seguro lo usa ban para muchas cosas. Denle su justo valor al culo.

noviembre 14, 2016

Recheck

Cada cierto tiempo debo revisar la sensación de desarraigo que llevo encima. Hacerla consciente. Recordar por qué he elegido siempre seguir así. Por qué, a pesar de algunas desventajas evidentes, prefiero no tener mucho y que todo quepa en dos maletas y una caja.

Tener un gato sería un cambio radical en esa postura. Sería la primera señal de arraigo en años. La primera señal de estar dispuesto a quedarme en algún lugar, a estar en paz conmigo.

Pasa que no estoy en paz y eso es lo que lleva a que no reciba a nadie.

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Eso que decía Arturo sobre el tabú de la enfermedad mental ya lo había puesto, de una forma más escueta -casi que con más enojo- por acá en alguna parte, reducido a lo que yo llamaba entonces tristeza profunda. Creo que ese insight hizo parte de las cosas que iba revisando mientras maduraba la idea de cuidar de mí mismo. Idea revolucionaria como pocas (De paso iba viendo uno quiénes agachaban la cara cuando uno los miraba de frente. Lección que sirve para cualquier situación de la vida, podría decirse).

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Hay gente que hace años no habla con uno pero igual sigue intentando averiguar con quién salgo, si salgo, si es con tal o tal muchacha. La gente siendo gente.

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Tantos datos, tantas herramientas técnicas y tecnológicas, tanto espectáculo en el cubrimiento electoral estadinense que finalmente no explicó nada ni ayudó a entender en lo absoluto el resultado. Es sin duda una falla grave en el modelo del entretenimiento: no ayuda a entender nada.

Por ahí derecho deberíamos aprovechar para espantar a juetazos la idea obtusa de responder a todo con una volquetada de datos pintados o agrupados de forma conveniente. La ciencia social demanda más etnografía, más fotógrafos de campo y más crónicas, menos encuestas y menos bienpensantismo excluyente y aséptico. Quitarle a los otros su condición de dignos rivales en el contraste de argumentos (políticos, económicos, sociales, futbolísticos) no hace que dejen de existir o que su influencia en el mundo se desvanezca. Todos esos rincones liberales de columnistas educados fallan en comprender la existencia del mundo en su totalidad e invalidan al que no concuerda con sus principios.

Hay un texto de Judith Butler por ahí que habla de los límites del liberalismo en la libertad de expresión. De cómo no todo habría de tener vía libre para andar por ahí porque hay cosas que claramente hacen daño. Yo sólo pienso en cómo Luhmann explicaba la forma en la que la ignorancia es propagada y llega a tener su propio ecosistema.

noviembre 12, 2016

Nutty

Un país que llegó a creer que Jerry Lewis era gracioso, no tenía otro camino más que elegir a Donald Trump.

Uno cree que The nutty professor es boba en la versión de Eddie Murphy pero uno ve a Lewis pasar de ser un tipo bobo y molesto a ser un tipo bobo y molesto, usando una fórmula química para ello. Bien podría ser un  anuncio publicitario de los que venden humo,  ahora sin sal y con aloe vera.

De veras que  Murphy  al menos pone sobre la mesa lo que le pasa a la gente obesa. Algo  así.

noviembre 05, 2016

Publicidad

Las cosas que han dicho y hecho en la empresa que vende el atún Van Camps muestran lo que pasa si un problema técnico se deja en manos de publicistas y comunicadores sociales. En vez de revisar con el ente regulador la causa del problema, se gastan un montón de dinero en anuncios en línea y publicidad donde se desvía la atención del problema real para hablar de ideas variopintas que no resuelven dicho problema principal.
Los estudios que hablan de las consecuencias que tiene el ingerir mercurio no tienen que ver con la marca, con que la publicidad sea engañosa o no. No tienen discusión a menos que haya estudios igual de amplios que controviertan los resultados. Pedirle al ente regulador que cambie los umbrales es poco ético.

Por el mismo lado van los que usan el noticiero para controvertir lo que muchos estudios clínicos dicen sobre el ingerir tanto azúcar cada día. O los que le dicen a todos que hagan ejercicio para que comer basura no les haga daño. Porque de eso se trata la responsabilidad social empresarial, finalmente. Vaya, amigo lector, y busca en la etiqueta de su comida de preferencia el porcentaje del valor diario recomendado para el azúcar que contiene. Es correcto, no dice. Nada dice cuánto azúcar es mucho azúcar.

En fin. Publicistas.

noviembre 03, 2016

Ranthought - 20161103

Hacía fila en el supermercado el lunes en la tarde. Iba a pagar una piña, unas manzanas y unos tomates. Junto a la fila estaban las revistas de siempre. Frente a ellas, una señora de muchos años con unas gafas bonitas que leía juiciosamente una revista de opinión. Bueh, una de esas revistas que eran de opinión y ahora sólo sirven intereses bien definidos sin ambages. A pesar de las gafas, la señora leía muy de cerca, casi que moviendo la cabeza horizontalmente para cambiar de palabra. Estaba inmersa en la revista en sentido literal y figurado.

Su actitud no cambió en lo absoluto cuando se oyó un UUUUGGGGH tras las cajas registradoras. Fue seguido por un ZOOOOOOHH y un PAAAAFFFF. Era Batman luchando a mano limpia con un señor vestido de camuflado. Estás destruido, Batman, decía el hombre camuflado. Te voy a quitar la máscara, aullaba el pequeño Batman. El hombre le decía que esa era su cara y arremetía de nuevo contra el joven vigilante nocturno. Más UUUUUGGGHHH, WAAAAAHHH, ZOOOOOCK y eso. La señora de las gafas seguía leyendo de cerca la revista. El hombre de camuflado salió del supermercado al trote y Batman salió corriendo para no dejarlo escapar. Se le cayó su máscara pero nadie logró ver con claridad quién era el enmascarado en realidad.

La fila avanzó un puesto.

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Me gusta lo que veo cuando miro el espejo.

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Está interesante esta iniciativa de publicar datos generados por el Estado colombiano para que la gente haga algo con ellos. A ver si hago algo, así sea por jugar.

Lo más fresco

Recollection

Creo firmemente que la pregunta no es si todos se hacen existencialistas en algún punto de su vida sino cuándo lo hacen. El qué hacen con es...