julio 30, 2015

Snapshot part deux

Ventana

El otro día hablábamos del tomar fotografías y su relación con lo cotidiano. Ahora podríamos hablar un poco de las novedades que tienen las personas a mano para tomar fotografías.

La primera barrera de entrada ha sido el destinar dinero a comprar algo dedicado exclusivamente a tomar fotografías. No es trivial comprar un aparato especializado sacando plata de las vacaciones, la cerveza o los taxis al trabajo. La segunda barrera de entrada está en el pensar en cargarlo, sacarlo, llevarlo a la mano y usarlo. Todo esto que se usa para tomar fotos junto a papeles, libros, computadores portátiles -o tabletas-, las llaves de la casa y el paquete de pañuelos desechables. Para más de uno no es una opción viable en su rutina. Si se quiere tomar fotografías de cosas cotidianas, quiero decir.

Bike

Creo que ese es el encanto de la fotografía desde teléfonos móviles. Permitir que alguien encuentre algo que ve en un momento dado, saque algo que siempre tiene a la mano, le tome una fotografía y la deje en algún lugar. No hay que preocuparse mucho por ajustes, lentes y filtros. Sólo abres una aplicación, enfocas (si es que no es automático) y ya está. Sigues con lo que sea que estabas haciendo y en algún otro momento responderás comentarios sobre esa foto.

Tienda de carretera

Por eso resulta extraño añadir atributos a la fotografía con dispositivos móviles buscando atenuar una de sus mayores ventajas. Esa disponibilidad y la posibilidad de capturar momentos importantes sin mayor preparación previa. Que surjan cosas como VSCOcam da a entender que existe quien quiere crear todo un ecosistema de creación, edición y publicación alrededor de estos dispositivos.

London winter

Si me preguntan a mí, si me voy a poner a ajustar mil cosas antes de tomar una foto, prefiero usar una cámara DSLR que me da más flexibilidad con los lentes y filtros reales -no emulados-, más poder con los sensores y mejor firmware dedicado a tomar la foto. Pero ese soy yo, claro.

julio 24, 2015

Engine-e-ring

Satellites

Plutón, Caronte. Llegar a verlos de cerca como una prueba a la constancia, el esfuerzo y la paciencia.

Llegar a Plutón no es irse (en sentido estricto o figurado -a traves de algún actante-) a ver cosas que quedan muy lejos (solamente). Es probar cosas que con seguridad, servirán para propósitos terrenales. Tecnologías que podrán usarse en tareas cotidianas o en procesos complejos que serán más fáciles y baratos. Empujar la técnica y la tecnología un poquito más lejos usando un escenario demandante, unforgiving. Ver ese proceso en acción es divertido para muchos y tiene mucho sentido que así sea.

Un tío tenía una enorme biblioteca llena de enciclopedias que me gustaban y novelas que no me gustaban. Entre las enciclopedias había libros enteros dedicados a explicar cómo funcionaban los trenes, los aviones y los barcos. Las presas hidroeléctricas, los puentes colgantes y los cantilever. Por la época en la que releía esas enciclopedias, en la televisión salía un señor describiendo sondas que iban a lugares lejanos y desconocidos, que nos enviaban imágenes detalladas de mundos ajenos y cargaban mensajes propios para quien le pudiese interesar el recibirlos. Nadie decía que nos sobreactuábamos al sorprendernos por las cosas que desconocíamos antes y ahora hacían parte de lo que habíamos podido ver. Conocer a través de los ojos, a distancia. Como si usáramos un imán para traer los colores y el relieve, el brillo de algo que hasta entonces eran sólo puntos caprichosos en el cielo nocturno.

Ese recorrido que yo hice para saber cómo funcionaban las cosas y cómo conocerlas es, con seguridad, lo que me llevó a estudiar ingeniería. Escribir algunas líneas de código y dibujar algunos diagramas UML, eso lo aprende cualquiera. Poder explorar el trabajo de otros, entender cómo lo hacen y ayudarles a hacerlo más fácil, eso sólo lo encontré aquí en este espacio y es algo que procuro usar todos los días. Más allá de títulos y certificaciones, resulta extraño encontrarse con seres que se ven como uno y caminan como uno pero se rehusan a permitirse qués, cómos y porqués. Debe ser raro andar por ahí dando todo por cierto sin siquiera cuestionarse el que ese objeto cualquiera probablemente llegó al lugar que ocupa tras un largo proceso.

Por todo lo anterior, es bonito descubrir en comunidad o compartir lo conocido a otros para replicar el asombro. Es muy humano expresar asombro, hacer social la incertidumbre y la certeza e incluso la sensación extraña de «ser parte de algo» que está sucediendo o ha sucedido. De eso también se trata el hacer ciencia. Qué estúpido es el quejarse porque las personas se apropian a su manera de lo que la ciencia (como colectivo, como comunidad) nos ofrece a todos.

julio 06, 2015

Digitalism

Playing with electrical charges

¿A qué hora se volvió hábito desmenuzar la ficción porque no muestra una realidad ideal, correcta o completa?

Es cierto que estamos en una época en la que nos dedicamos esencialmente al entretenimiento. Siempre hay algo buenazo por hacer o por probar pero al final es una cura para el ocio y poco más. Deportes, tendencias, actividades, todo discurre entre las personas y sus interacciones como entretención pasajera. La ciencia sigue trabajando por mejorar la calidad de vida, claro que sí. Enviamos aparatos llenos de transistores y relés a sitios recónditos, buscamos vivir mejor y más tiempo. Todo eso está ahí pero nada hace parte de una lucha por la supervivencia; sólo estamos haciendo de nuestro nicho un espacio más cómodo y mejor decorado.

Parte de la entretención pasajera está en discutir sobre cada forma o intento de entretenimiento. Elaborar juicios de valor y compararlos con los de otros que se dan a la misma tarea. Un nutrido pánel de expertos ad-hoc por cada serie, película, partido de fútbol o proyecto aeroespacial que surge. Debates que duran horas y días sobre la naturaleza del show y sus posibilidades de mejora. Porque siempre le falta algo que lo haría aún mejor.

Hace un siglo y algo más se mostraba el viaje a la luna y todos exclamaban sorprendidos, Melier soñaba y le compartía su sueño a otros, Soñaban juntos y nadie juzgaba la ignorancia de la que nacía todo. Se asumía que no se sabía y se usaba ese vacío para soñar y jugar juntos. Alguien en una conversación me mostró el término pacto de ficción y es un gran nombre para ese viaje colectivo. Sin embargo, este metaentretenimiento que comentamos arriba lleva a que -por ejemplo- sea exhibida Interstellar y aparezca un grupo de personas inconforme con los detalles científicos o técnicos de la película, criticando la libertad que se toma quien cuenta la historia para hacerla menos real durante algún pasaje (incluso si fuese toda la película, ¿qué más da?).

Hace un tiempo, el debate giraba alrededor de lo necesario o innecesario que era el sufrimiento de un personaje de ficción. ¿Por qué violan a una mujer en un seriado televisivo? La pregunta deja ver claramente que se espera una relación directa entre la correctitud del contenido en el entretenimiento y  el funcionamiento de la realidad. ¿Lo que se muestra en un show es ejemplo de comportamiento para la audiencia? Es más útil caminar por la distopia y las ficciones impregnadas de realidad para mostrar preguntas legítimas de formas ingeniosas. Inundar los sentidos con versiones calcadas del Truman show no cambia nada y sólo prolonga el imperio de la correctitud política, tan peligrosa como conformista.

A veces siento que es una forma de matar el entretenimiento, criticándolo como si eso fuese equivalente a criticar la realidad para mejorarla. La ficción fenece cuando las luces se encienden y los problemas reales están esperando en la puerta. ¿Qué otra crítica puede dirigirse a un espectáculo más allá de la respuesta que genera en cada uno?

Lo más fresco

Recollection

Creo firmemente que la pregunta no es si todos se hacen existencialistas en algún punto de su vida sino cuándo lo hacen. El qué hacen con es...