febrero 18, 2016

Home office

Hoy fue día de teletrabajo con el tobillo elevado sobre una silla cercana o sobre la mesa de centro. Se cayó la conexión justo durante la teleconferencia pero de resto se pasó bueno y se fue productivo. Y ya me siento mejor.

Hoy también fue día de lavar ropa al mediodía.

Hoy fue día de almorzar con el perro.

Hoy fue día de recibir visita en el hogar.

Hoy fue día de celebrar las decisiones de los amigos.

Fue un buen día de teletrabajo.

febrero 16, 2016

Ranthought - 20160216

Hacían falta veintiséis NO para que llegara un SÍ. Es un Sí condicionado, con peros y vericuetos. Es un Sí escueto, precedido de varios NO que hacen pírrico el Sí.

Pero ya sé cómo se siente cuando te dicen que Sí. Que bueno. Que está bien. Que no es que yo no sea tan bueno, después de todo.

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En un par de semanas, la oficina se muda a un edificio que queda a una calle de distancia. No sera un gran cambio en recorrido; espero que sea un gran cambio en el ambiente, que haya menos calor y que siga siendo igual de divertido.
Esta vez el trasteo lo hacen otros porque la empresa es lo suficientemente grande. Eso es agradable y a la vez le quita diversión. Es extraño.

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Comparado con lo que significó lo que pasó el año pasado, este esguince de tobillo es casi que inocuo. Hace las cosas lentas aunque no impide hacer ninguna. Espero aprovecharlo para probar el teletrabajo de esta oficina, a ver qué o qué.

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Amo mi nuevo hogar. Poco a poco voy arreglando los pequeños detalles que necesitan tiempo para funcionar mejor. Cada tarde, al volver de la oficina, me siento a revisar algo o a probar algo que quería cambiar. La regadera de la ducha, el tomacorriente de la habitación, aquel cajón que necesitaba un par de puntillas, Todo va recibiendo un rato de atención y todo se va volviendo poco a poco más amigable y más mío.

Hago y rehago las cuentas con periodicidad. Con un poco más de atención que antes pero con la misma rigurosidad.

Duermo con un perro de cuando en vez. Porque la nueva cama da espacio para arruncharse con un perro. Noto que a veces sueña que corre y se mueve un poco, como si fuese al galope. De pronto esta persiguiendo una bicicleta o recorriendo un pastizal. Quién sabe. Ojalá sueñe que va camino a algo muy divertido. Siento que me quiere.

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La otra semana recibo el teclado y el ratón nuevos para editar las fotos de este año. Prometo subir fotos pronto.

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He visto tantas bicicletas de las que me he antojado que por eso mismo todavía no tengo bicicleta.

Quiero una bicicleta.

febrero 15, 2016

Relato

El otro les contaba cómo había dejado de leer cosas. Había dejado de recibir información voluntariamente, censurando y omitiendo.

Pues bien, después de un tiempo de andar en este plan, he visto que una parte de no recibir más noticias de los noticieros, los periódicos y las redes sociales es recibirlas de las personas. Las noticias, los hechos y sus matices se convierten en un tema de conversación y, si uno quiere aprender a escuchar a otros, se hacen una excusa para escuchar con atención.

Las noticias se vuelven historias. Las personas le cuentan a uno una historia de algo que pasó, algo de lo que se enteraron entremezclado con su impresión de lo que pasó (o dejó de pasar). Enterarse de algo se hace una actividad social, un diálogo. Deja de tener todo eso que lo hace ver como entretenimiento y simplemente se hace un conocer algo más de los otros con los que se vive. O de otros allende los mares, de lo que nos llega de ultramar.

Es fácil dejar de enterarse de cosas que no nos afectan directamente. Podría alcanzar extremos peligrosos para la toma de decisiones si no recibiese información alguna. Elegir se hace importante, casi como decidir qué helado comer. Recibir información debería ser divertido, no una carga y un motivo de fastidio.

Todo sea por hablar más con la gente.

Lo más fresco

Recollection

Creo firmemente que la pregunta no es si todos se hacen existencialistas en algún punto de su vida sino cuándo lo hacen. El qué hacen con es...