agosto 24, 2020

Ranthought - 20200824

Ni el cambio, ni las mejoras ni mucho menos la revolución, van a ser organizados, compartidos o permitidos siquiera por Facebook. Esa letrina es sólo un walled garden, un pastal verde lleno de tombos y plagado de anuncios publicitarios pagados con nuestra privacidad.

Ha pasado ya un tiempo desde que el idiota útil aquel decía que quería conectarnos a todos en el mundo. Como el ladrón en Duro de Matar, Marquitos es sólo un ladrón con traje elegante.

agosto 21, 2020

Ranthought - 20200821

No saben lo mucho que disfruto ver al perrito de la casa vecina, ladrando a través de la reja y asustando a los que pasan desprevenidos por el andén.

Es como ver Locos Videos o No me lo cambie todos los días, gratis, sin comerciales.

agosto 16, 2020

(Pibes) chorros

 ¿Qué tan chorros son los empresarios chinos? Un montón, aparentemente. Apoyados por políticas estatales.

¿Le roban a los ricos pa darle a los pobres o sólo están cambiando el idioma de la riqueza? Tiendo a creer que es lo segundo pero aún no lo sabemos.

agosto 13, 2020

Preescolar

Por los recuerdos que conservo, creo que fui un niño muy tímido, curioso y querido por sus compañeritos de preescolar. Recuerdo las pocas veces que me castigaron por hacer cosas como saltar desde un pupitre y dejar la suela de mi zapato impresa en el tablero de tiza. Pasé un par de horas con un curso anterior (uno o dos años menores que yo) recortando y dibujando para que otra profesora pudiese mantenerme vigilado. También recuerdo una mañana en la que la ruta escolar nos llevó por entre calles llenas de policías, calles en las que discurría el agua de hidrantes rotos y una larga sesión de cantar canciones en el auditorio (porque nos tenían a todos en el mismo lugar); fue la mañana en la que le pusieron una bomba al paso del director de la agencia de inteligencia.

Fue el lugar en el que aprendí un montón de habilidades básicas para el resto de la vida, incluyendo el hablar y llegar a acuerdos con otros seres humanos. El no odiar a la gente por provenir de lugares lejanos (lo digo por el venezolano que me hizo zancadilla en el patio y me hizo aterrizar de cabeza contra un muro; mis primeros cuatro puntos en la cabeza se los debo a aquel amable sujeto).

En general, siempre hay un antes y un después de la educación preescolar. Ni siquiera es una transmisión cultural como en la educación primaria o secundaria, sino que se reciben un montón de herramientas que lo habilitan a uno para vivir en el mundo, expresar sus ideas y emociones, convivir con otros y aprender a resolver problemas o seguir instrucciones.

No sé ustedes pero yo termino repasando todos esos recuerdos un ratico mientras leo cosas como ésta, en la que se hace visible lo precario y endeble de la educación en la primera infancia. La cobertura de los servicios públicos es mínima, normalmente enfocada en la población más vulnerable (donde los padres trabajan y no hay con qué pagar un jardín escolar privado).

De la población entre 0 a 6 años que recibe una educación inicial en Colombia, el 83 % es atendida en jardines privados.

La regulación a esta actividad está definida, hay licenciaturas enfocadas en los profesores que atienden estos jardines infantiles (nuestros kindergarden), hay regulación al transporte de sus estudiantes a la par con los colegios (cosa inútil ahora), y requieren tener planta física para tener el permiso de funcionamiento (algo obvio hace ocho meses), pero ese costo fijo de arrendar casas y pagar facturas es ahora un lastre que no encaja en las nuevas rutinas de sesiones virtuales.

Hoy, que continúan virtualmente solo la mitad de los niños, lo que más le preocupa es que al perder la sede [física] pierda también su licencia de funcionamiento como dicta la ley.

Así, mientras todos discuten sobre la tal alternancia en las clases, el espacio para la primera construcción de los humanos como seres sociales (para hacerse gente, dirían los abuelos) pareciera estar en riesgo de desaparecer para la inmensa mayoría. Un montón de profesorado de preescolar sin empleo y un montón de niños aprendiendo en sus casas, de sus familias, de los abuelos o de la TV.

agosto 11, 2020

Latino

La identificación de algo como latino tenía involucrada una gran diversidad, a veces oculta, a veces visible. Para algunos, todo lo latino era mexicano, tenía sombrerones y comía tacos con frijoles. Para otros era salsa y merengue. O podía ser Pelé y Maradona. Tango, tal vez. Samba do Janeiro. Café, Shakira, Juanes, Pablo Escobar. Maras. Fidel. Chávez. Telenovelas. (Chumel Torres diría que ni siquiera así alguien menciona a Paraguay). La discusión con los blanquitos pasaba por enseñarles o mandarlos a aprender a identificar la versión correcta de Lo latino que estaban buscando. Todos estábamos más o menos de acuerdo en que había matices y versiones del cómo ser latinos.

En algún momento de la década pasada, mientras todos dejaban a un lado los últimos rastros de los noventa, los dominicanos popularizaron el tupa-tupa y, sin pedirlo ni esperarlo, todos nos volvimos reguetón. Reggaetón. Esa vaina. El ser latino se convirtió, de repente, en ser dominicano. Como lo era antes el ser simplemente algún subtipo de mexicano a ojos del texano estándar. Ahora todos sonamos al mismo ritmo y ya ni siquiera venimos en forma de telenovela sino que sólo somos la parte de nalgas grandes o hablado pseudodominicano en el reality show de turno.

Es que ya ni pena le da a la industria del entretenimiento. Si buscas compilaciones de las mejores canciones por año, partiendo del 2012, posiblemente no logres identificar en qué momento termina una y comienza otra (a menos que sea un video, porque la producción es elaboradísima y los culos de las chicas, cada vez más grandes). Es un interminable tupa-tupa-tu, acompañado de la voz de todos los que antes cantaban cualquier otra cosa. Discuten unos y otros sobre si esta canción o aquella son o no reguetón. O bachata (de la que suena como reguetón). Así de uniformados están todos (y nos pintan a todos) que ya ni es claro cuándo algo no es lo mismo de siempre.

Equivale, seguro, a la universalización del entretenimiento puesta en manos del fútbol. Un montón de gente no lo eligió pero ahí está y seguro ahí seguirá. El CEO de Spotify ya está tan metido en su burbuja personal que cree que su negocio determina la función del arte, presionando a los artistas a publicar trabajos nuevos más a menudo para que su remuneración tenga sentido. Señalándoles su futuro exitoso como unos youtubers más, creadores de contenido que deben competir por la atención, los clics, los corazones y las reproducciones contabilizadas sin detenerse a HACER ARTE. Algo así como los académicos que viven del mismo paper modificado veinte veces. Músicos que vivan del tupa-tupa-tu modulado, saturado, deconstruido y amplificado hasta el hartazgo. Como Romeo Santos, que canta la misma canción cuarenta y tres veces y hace el mismo video cuarenta y tres veces.

El problema que tengo con el reguetón no es que me guste o no. Es que parece el agente Smith, tragándoselo todo porque la industria musical (las mismas tres productoras de siempre) está invirtiendo sólo en el tupa-tupa-tu pensando que es lo único que la gente quiere consumir. El reguetón es un acelerador en este horrendo círculo vicioso de consumismo artístico. Es el mensajero y el canal de la miseria musical, aun cuando el reguetón mismo sea un espectáculo legítimo, entretenido y cercano a quienes lo disfrutan.

Y la gran pregunta que queda es: ¿qué significa ser latinos en esta época? Se supone que hay algo con lo que nos identifiquemos y nos represente o nos haga sentir parte de una gran comunidad, pero sospecho que no está presente en nada de lo que muchos venden, publicitan y proclaman como lo genuinamente latinoamericano.

agosto 07, 2020

Dobles

Es muy gracioso que la clase dirigente lamentable de este país se vea a sí misma como muy republicana, muy moderna y muy capaz. Históricamente no han sido otra cosa que unos acomodados incapaces que han ido a brincos de un lado a otro, buscando quién les dará más zanahoria y menos garrote.

Me hace sonreír este artículo que habla de cómo los nazis llegaron acá y los recibimos con banderitas nazis por todo Cali. Nada raro que los antepasados de todos estos congresistas nocentrodemocráticos hayan saludado y agradecido la visita de los amigos arios. En el fondo, eso es la política y por eso mi presidente Rojas Pinilla también estuvo por allá comprándole maquinitas a don Adolfo unos años antes.

Todos tan educados y tan alineados con los Estados Unidos como se pintan ahora, vienen de los mismos terratenientes que se ven posando felices con los ministros nazis y las banderas nazis, recibiendo como huéspedes de honor a los que después estarían hundiendo barquitos por todo el Atlántico norte.

Así pues, Uribe parece ser la excepción a esa larguísima regla en la que un montón de hijos de lambones centenarios han mantenido el poder. Es como ver la novela esa, Los Reyes, pero con muchos más muertos en el proceso. Duque es una degradación aún peor de esa regla, en la que alguien pobremente educado fuera de los centros de poder accede al poder mismo. Es una caricatura del pasado, puesta allí casi como una burla a las viejas costumbres y a los viejos gobernantes. ¿Qué relevancia académica tiene el alma máter de Duque más allá de recibir ingentes recursos de sus fundadores ultraderechosos? Ningún escalafón los menciona siquiera pero ahí están, como un gran chiste, poniendo gente en cargos y ternas.

Nota aparte al hallazgo de ese archivo fotográfico por parte de un caleño que investigaba la historia de una ceiba. Allá las calles pasan con cuidado para no molestar a los árboles centenarios, en una inversión de valores que al foráneo seguro le raya la cabeza un ratico.

agosto 05, 2020

Ranthought - 20200805

El futuro es retroceder. Es hacer cosas más ineficientes pero con lucecitas y pirotecnia. Con acción a distancia, como si estuviésemos en 1870 y el electromagnetismo fuese el fin de la física.

Los cargadores inalambricos me parecen estúpidos.

Lo más fresco

Recollection

Creo firmemente que la pregunta no es si todos se hacen existencialistas en algún punto de su vida sino cuándo lo hacen. El qué hacen con es...