noviembre 27, 2016

Agenda

Es un hecho aceptado el que la Internet y las comunidades que allí se reúnen son fuente de contenidos que afectan la Opinión Pública. La indignación cíclica se mueve al ritmo de quienes dicen y desdicen allí. ¿Hasta dónde es simplemente un grupo informe con intereses comunes y hasta dónde es un grupo siguiendo la guía de unos intereses reducidos y propios de unos cuantos?

La pregunta, que me parece legítima (así parezca sobreactuada a ratos) surge de aquí. ¿A quién le interesa desvirtuar una de las fuentes de innovación tecnológica más relevantes en la industria estadounidense durante la última década? Ahora bien, si la respuesta a la pregunta es que efectivamente son un grupo de personas que casualmente tienen ideas comunes, es posible que todo se reduzca a buscar ser populares y llamar la atención, tener más visitas en breitbart y cosas así. Obtener poder político usando la indignación para agrupar gente.

En cualquier caso, todo me recuerda a un libro que publicó la extinta Telecom, donde contaban la historia de las comunicaciones en Colombia y reseñaban la época en la que los campesinos bajaban los palos con cables de telégrafo a machete porque ese invento era de Satanás.

Corolario. Ese cuento del alt-right como eufemismo de la supremacía blanca, los neo-nazis suena a Tercera Vía como eufemismo de los libertarian lavaperros de Maggie Thatcher (sí, es contigo, candidato quemado de gafas y calzonarias que se peina de lado). Ambos casos me la pelan.

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