Porque aprendí a releerme, a darme tiempo de ver lo que escribo un par de días después cuando ya no estoy rumiando la idea. Aún las migajas que dejo en twitter. Aprendí lentamente a no dejar salir el monólogo interior de forma descontrolada so pena de aparentar un debate dramático conmigo mismo. Porque la autocrítica hace parte del menú, a diario.
Por otra parte, me gusta mucho ver que ahora me es posible ir más allá de los 140 caracteres y logro desarrollar una idea, así sea mala (que sin duda, la mayoría no pasan de tiernos intentos), pero que finalmente es una piedra maś que uso para adoquinar el camino y no pa tropezarme. Supongo que de alguna forma, eso habrá de servir para crear algo que me guste en algún momento del futuro; por ahora sé que ya recuperé el hábito de escribir en alguna parte lo que se me ocurre y a cuatro meses de terminar el 2012, estoy cerca de igualar los años en los que más cosas he escrito aquí.
Aunque... ahora mismo creería que intentar por intentar no cambia nada y seguiré escribiendo de forma mediocre. Creer.
Trato de no mirar en detalle las cifras de visitas o las modernísimas estadísticas de Google Analytics, pues ya no hay OpenList y desconozco a muchos de los que leen lo que publico. De cualquier forma, nadie comenta lo que escribo así que no hay realimentación o construcción colaborativa (posiblemente porque no hay nada que decir; si le diera un giro hacia el "querido diario", tal vez alguien comente porque se identifica). Siempre habrá nuevas formas de sentirse solo, supongo.
Porque confío poco en mí y eso marca la desconfianza en los demás.
***
Hay algo en relatar cosas propias que choca con ideas del pasado. Esa necesidad de dejar la vida desparramada como fichas de rompecabezas para que nadie la viese completa, como para no exponerse demasiado con una sola persona y creer que así causarían menos daño.
4 comentarios:
Yo leo y me gusta mucho lo que encuentro aquí.
Gracias :)
yo también lo leo, hombre. cómo friega.
Perdón, Norman.
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