Hasta ahora no he visto o leído a ninguno de los miles de motivadores, en sus libros y canciones, decirle a la gente que aprenda a valorar más los momentos realmente difíciles y dolorosos de la vida. Que se conozcan a sí mismos recordando cómo se reconstruyeron de alguna forma a partir de esos momentos. Que no le den tantas vueltas a los ires y venires de lo cotidiano sabiéndose capaces de continuar, de dejar ir, de no pensarlo todo una y otra vez, porque ya se estuvo frente a la tristeza más grande.
El que más se acerca sin tener intención de motivar a nadie es Darío Gómez y le quedó faltando.
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