El otro día fuimos con Arturo y RuPaul por Chapinero a tomar café y rajar de la gente. Me explicó cómo es que funciona el Rayo Marica. Me dio aguepanela con quereme y todo. Conocí gatos nuevos. Sigo sin entender cómo no lo había conocido en persona antes. Hablamos de lo mucho que nos importa Javier.
Creo que esa charla, sencilla y calmada como fue, es una de las cosas que más me ha dado herramientas para dejar a un lado los sueños viejos. Atrás. Debajo. En cualquier parte menos delante. Creo que entiendo por qué algunas cosas ya no pueden ser y cómo, tal vez, pueda aprender a vivir en paz con ello. Como escribió Herzog, hay otros Annapurnas en la vida de los hombres.
Qué estorbo esta heterosexualidad, parce. Ni modo, es lo que hay.
octubre 31, 2016
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