octubre 31, 2016

Gingerbread

El otro día fuimos con Arturo y RuPaul por Chapinero a tomar café y rajar de la gente. Me explicó cómo es que funciona el Rayo Marica. Me dio aguepanela con quereme y todo. Conocí gatos nuevos. Sigo sin entender cómo no lo había conocido en persona antes. Hablamos de lo mucho que nos importa Javier.

Creo que esa charla, sencilla y calmada como fue, es una de las cosas que más me ha dado herramientas para dejar a un lado los sueños viejos. Atrás. Debajo. En cualquier parte menos delante. Creo que entiendo por qué algunas cosas ya no pueden ser y cómo, tal vez, pueda aprender a vivir en paz con ello. Como escribió Herzog, hay otros Annapurnas en la vida de los hombres.

Qué estorbo esta heterosexualidad, parce. Ni modo, es lo que hay.

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