Que hay que encontrar un equilibrio delicado entre la inconformidad que mueve hacia adelante y el aprecio por lo que se es y se ha hecho hasta ahora. No lo encuentro y por eso la inconformidad lo anegó todo, lo dejó todo como un pantano.
Que uno es especial. No, eso sería válido si algo de lo que hago tuviese alguna utilidad o algún sentido para mí. No lo tiene, así que me siento como un bicho raro.
Que no hay que compararse. No hay que ir compitiendo contra todos como Miguelito. Termino comparándome después de divagar sobre lo mal que he hecho algo. Primero viene el garrote y luego la frustración.
Que hay que soñar. Se me olvidó cómo.
No hago nada como dicen que debería hacerlo.
julio 30, 2013
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