Hoy evadí el trabajo, una vez más.
Me quedé en casa, leí y compré unos parlantes sencillos para reemplazar los viejos parlantes delanteros del carro que ya se habían dañado hace unas semanas. Después de leer un par de sitios web, instalé los parlantes nuevos en poco más de dos horas. Aprendí algo nuevo y pude ver que al final funcionaba bien. Se sintió bien.
En medio del cambio de parlantes, revisé los parlantes traseros y sin proponérmelo comprobé que quepo con facilidad en el baúl. Recordé la época de la infancia en la que me gustaba esconderme en cualquier rincón de la casa.
Probé algunas cosas de desarrollo en móviles y escribí un par de líneas. Aparte de estas.
Siento que este día, tan simple como fue, resultó mejor que muchos en el último año y medio. A pesar de la tristeza profunda en la mañana, esto es mejor que sentarse a no vivir por nueve horas al día.
julio 18, 2013
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