diciembre 24, 2019

Uighurs

Un lugar común suele ser el de la persona atea que critica todo lo que le parece religioso, se burla de lo que le parece gracioso y ejerce activamente el desprecio por lo ajeno.

A veces, el argumento pasa por lo peligrosa que es la religión, citando todas las ocasiones en las que esas creencias llevaron a la gente a guerras y a salir a matar gente. Yo veo que falta la mitad del panorama y está vacío el espacio en el que el rechazo a la libertad de culto también ha resultado en salir a matar, torturar y perseguir gente.

¿Qué separa la intolerancia en el meme y la intolerancia en el campo de concentración? ¿En que punto, el creer en que algo ayudará a que todo salga bien, se vuelve un lastre y un obstáculo para los demás? La reducción al absurdo que suele invocar a las cruzadas también podría encaminarse hacia la revolución cultural y no habría diferencia alguna en el método; sólo en el resultado.

La obsesión con la racionalidad con fuente única de bienestar es tan innecesaria como cualquier otra revolución que se ocupe de unificar las emociones y la forma de expresarlas. Todos se esfuerzan por no ser como los otros siendo que es más fácil ser diferentes y vivir con la idea (y sin el miedo).

Como Toledo en su momento, sólo que más grande y con más cosas aprendidas en el camino. Como si Abraham e Isaac tuviesen diez, veinte hermanos más. Todos nacidos de los mismos padres, todos con el mismo derecho a ser diferentes.

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