¿Puedo cortarle una oreja a este guerrillero?, preguntó el uniformado al que le tocaba el turno en la ronda de golpes que le propinaban a Carlo Giovanni Russi Rodríguez no menos de 15 agentes de la Policía Nacional, entre miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD), la Seccional de Investigación Judicial (SIJIN) y la Metropolitana de Bogotá (MEBOG), varios de ellos adscritos al CAI del barrio Nicolás de Federmán. “Hágale que para eso estamos”, contestó el hombre que lo había entregado para la tortura.
Aterrorizado por lo que acababa de escuchar, desorientado por no saber dónde se encontraba tras haber sido forzado, 90 minutos antes, a subirse a un vehículo particular en inmediaciones de la Universidad Nacional, adolorido por la golpiza recibida durante todo ese tiempo, sin la posibilidad de distinguir dónde estaba porque otro agente del ESMAD le había destrozado las gafas pese a sus ruegos, Carlo escondió la cabeza entre las manos y suplicó por su vida. “Por favor, no me hagan eso, no me dañen más, ya estoy muy golpeado”, a lo que el agente respondió “tan niña, le voy a cortar la cabeza”.
diciembre 16, 2019
ESMAD indolente
El ESMAD está entrenado para ser una banda de seres indolentes que infunden temor en la población según lo ordene el comandante de turno.
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