diciembre 05, 2019

Honk

La persona que pita en el semáforo recién cambia de rojo a verde siempre tiene unas características particulares.  Vivir al lado de una intersección con semáforo de un carril por sentido ayuda a analizar el fenómeno, ya que no hay varias filas y no depende de si las personas van a girar o van a seguir recto por la calle que van.

Podemos decir que no es el primero de la fila, que no tiene a quién apurar. Tampoco el segundo, que sabe con certeza que podrá pasar la intersección. Posiblemente sea el tercero o cuarto en la fila, pues es el que puede ver el semáforo pero no sabe cuánto dura (o sabe que dura poco tiempo y le preocupa gastar dos minutos más esperando).

Si es un taxista, posiblemente pite más veces o con pitazos más largos porque su amplia experiencia en las calles les da prelación en la vía y los demás sólo les estorban en su trabajo. El tipo de automóvil no influye en la posibilidad de pitar al momento de arrancar, por lo que se descarta la hipótesis según la cual un automóvil más costoso afecte la probabilidad del evento pitazo P(x).

Si el primero de la fila no apaga sus luces de freno en los primeros 500 milisegundos, la probabilidad de pitazo aumenta para todos los que están en la fila, incluso en el segundo. La sensación generalizada es que el conductor de ese vehículo no se ha dado cuenta del cambio del semáforo y todos consideran necesario avisarle para que inicie la marcha.

El otro factor que incide en la probabilidad del evento pitazo es el volumen de tráfico. No necesariamente la fila, sino el estado del tráfico alrededor de la intersección. Si el tráfico ha estado más lento por los últimos 15 a 20 minutos, los conductores estarán más predispuestos a pitar para buscar que todo pase más rapido y todos actúen más rapido. Para que cada movimiento ahorre valiosos milisegundos que pueden ser cruciales en el esfuerzo por salir del atasco en menos de 10 minutos . Algo así, esta parte aún no la entiendo. A veces desestimo esta suposición y simplemente creo que pitan para invocar a sus deidades, esperando que su lamento cambie el mundo y el universo conspire para que puedan avanzar a su destino.

Esto último suele ser más común en grandes eventos, donde suele haber largas filas para entrar o salir de un estacionamiento. Cuando el trasegar se ralentiza, el lamento de uno comienza a propagarse y pueden oírse los pitazos de todos al unísono, como un especial de navidad de Pingu, exigiendo una solución a su espera interminable. ¿Dios mio, por qué nos has abandonado?, parecen decir.

En otros lugares la cosa varía dependiendo del afán con el que ande la gente. En Tokio nunca pasa, en Europa sólo lo vi pasar en España, en Estados unidos sólo lo vi pasar en Nueva York, en México el tráfico está loco y todos pitan y/o se saltan los semáforos en rojo, así que la muestra no es concluyente. Yo sólo cuestiono el afán de los que eligieron no irse caminando, en bicicleta o en bus porque "es más rápido" o "es mejor". Si es mejor, para qué el afan.

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