¿Recuerdan cómo les comentaba que la Internet se volvió un campo de batalla político y económico? Pues ahí seguimos, todos en medio del aparente caos, todos sujetos a la necesidad de no opinar so pena de ser castigados. No tenemos derecho a estar en desacuerdo, sin importar el motivo. Los poderes reales, económicos y políticos, se van a encargar de eliminar el disenso.
De paso, queda pendiente lo de revaluar el uso de servicios en la nube si es que vivimos en el tercer mundo y dependemos de servicios montados en los países industrializados. No sabemos en qué momento se vaya todo al carajo y quedemos a merced de decisiones ejecutivas. Sin derecho a devolución de nuestro dinero, por supuesto.
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