La gentrificación no es un proceso gradual que pase frente a los ojos de la gente. Es repentino que una calle se llene de restaurantes cuyos vecinos no pueden pagar y a los que sus comensales llegan en camionetas (sí, varias, con escoltas). Una puerta conspícua, un cartelito de Valet parking y ya está, ha nacido un nuevo restaurante que cobra por la experiencia.
Yo sigo preocupado por el precio al que llegaron el arroz con pollo y el arroz chino. Es inaceptable.
marzo 18, 2017
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