En La caída de Sartre uno sigue el devenir de un personaje que pasa de estar en algún bar a tener que pagar por sus errores. Entre las muchas cosas llenas de verdad que nos comparte, hay una que siempre he creído, es muy importante. Nos dice que los dos sitios en los que un hombre es realmente libre son el estadio (de fútbol) y el teatro.
Yo añadiría un tercero y es UN MALDITO CONCIERTO, OJALÁ CON TRES MIL QUINIENTOS MILLONES DE VATIOS DE SALIDA. ¿No han sido ustedes absolutamente libres en medio de un concierto? ¿No han cuidado de los otros y no se han sentido cuidados por los otros?
diciembre 19, 2016
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