Alistaba las hojas amarillentas, el libro de cálculo, el portaminas y el borrador. Dejaba todo dispuesto sobre la mesa y me recostaba en el sofá. Veía el segundero moverse oscilante por un rato, cerraba luego los ojos y me dejaba llevar por la necesidad de elaborar los sueños.
De imaginar improbables.
Una y mil situaciones con A.
Abría de nuevo los ojos. Sopesaba los ejercicios de cálculo y la necesidad de soñar un minuto más. Ver el segundero, cerrar los ojos de nuevo. Soñarme con ella una vez más.
***
Nuevamente quiero darme tiempo de soñar con cualquier cosa, si es que logro hacerlo. Habrá que poner a dieta la cabeza y reducir la información que le doy a diario. Al menos por cinco minutos más.
mayo 09, 2012
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