Some time has passed since he last meet them, and in a spontaneous, almost thoughtless way, he became aware of what he should write, like he was meant to put on paper each one of those words. It was a voice inside his own mind, and it said:
Propongo que haga un análisis profundo de la adicciòn a hattrick, considerando que es un juego de futbol en el que nunca se ven los muñequitos jugando. Los aspectos psicologicos.... las carencias afectivas.... las frustraciones... todo eso.... jeje.
frkzd
Felipe Pereira nació en un barrio cualquiera de clase media en Armenia. Más allá de las bromas constantes al tener el apellido equivocado o vivir en el lugar equivocado, Felipe creció conservando siempre en su mente la idea de ser uun futbolista profesional. Nunca tuvo recursos extra, nunca había dinero de más, aprendió a vivir sin lujos y con respeto hacia quienres se esforzaban por mejorar su hogar cada día.
En las tardes, Felipe acostumbraba salir a jugar fútbol en alguno de los potreros que servían bien a quienes buscaban un lugar en el cual correr y tirar gambetas. Siempre buscando divertise, cambiando de posición en la cancha, aprendiendo y mejorando. Poco a poco, se convirtió en un jugador "comodín", capaz de suplir cualquier ausencia con talento.
Y fue en una de esas tardes que un cazatalentos lo descubrió. Aquel hombre deambulaba en las ciudades y los pueblos, desde Acandí hasta Barbacoas. Se lo llevó a entrenar a la escuela de fútbol para la que trabajaba, y no pasó mucho tiempo antes de llevarlo a entrenar con un equipo profesional.
Semana tras semana, en los pasillos del club se hablaba de la nueva promesa. Y poco a poco se convirtió, tal y como sucedió en los potreros de Armenia, en aquel jugador que le resolvía cualquier dilema al DT de turno.
Uno de esos días en los que trabajaba duro para buscar que lo tuviese en cuenta el DT, vió su oportunidad y salió a su encuentro encuentro mientras el resto practicaba jugadas en espacio reducido. Era buen amigo de aquel hombre que le ofreció su primera oportunidad en el fútbol. Si había una opción era esta.
Le saludó. Éste se limitó a decirle, casi que con desgano, "mira, ahí está el que nos tiene a todos aquí y el que quiere ver que juguemos bien al fútbol". Felipe miró hacia la tribuna y pudo ver, sentado con cierta displicencia, a un joven no mayor de 30 años -que sin embargo no aparentaba más de 20-, viendo al grupo entrenar.
Aquel hombre, a quien sus amigos llamaban
alfabravo, era quien gerenciaba aquel equipo, 'modestamente' nombrado Alfabravo Team. Felipe creyó ver un guiño de aprobación dado por alfabravo al DT, quien le dijo que desde la siguiente fecha, sería titular. Por si la sorpresa no era ya grande, continuó diciendo "de acuerdo a lo que hagas en cancha, planeamos dejarte como capitán del equipo, ya sea que juegues de defensa central o de lateral". Felipe no podía creerlo. Todo había llegado de golpe, en una breve conversación. Felipe jugaría por el Alfabravo y buscaría la gloria para él y para su equipo.
Desde mayo de 2004,
alfabravo logró, junto a aquel modesto grupo de jugadores, conquistar logros y vencer en situaciones de clara adversidad. Escalaron posiciones y ascendieron entre la maraña de equipos que luchaban por llegar al lugar más alto. Ganaron varias veces el título de la liga y lograron ascender hasta tercera división; todo un logro para aquel equipo que comenzó con un estadio de poco más de mil asientos en un barrio popular al occidente de Bogotá. Jugadores de diferentes nacionalidades pasaron por esa grama, mostrando buen fútbol y enteresa.
Todos recuerdan a aquel alemán, el primer refuerzo extranjero del club. Paul Kallemberg dejó huella entre la hinchada por su temperamento, al igual que el turco Selay. Otros recuerdan a Francisco Echanove y Juan Sanpedro, leyendas en la historia del club. Algunos se quejan por el paso de Trofantidis, un lateral griego que solía correr por la banda izquierda sin mucho éxito al tirar los centros. Muchos aún tienen afiches de Sebastián Español, el portentoso y elegante central insignia del Alfabravo Team, quien se entendía muy bien -dicen muchos- con el arquero suabo Kamil Irak. Más adelante, llegarían jugadores de gran nivel, defensas europeos como Steve Mann y Paul Denoual, centrocampistas talentosos como James Dwyer y Jan Olsson, arqueros como Mathieu Lauer y el chino Chien-Huat.
Pero sin duda, son tres los jugadores a quienes todos recuerdan con nostalgia. El italiano Leonel Lasso, junto a los colombianos Germán Jacanamijoy y Felipe Pereira. Los dos primeros fueron delanteros consumados, goleadores, insignias. Temidos por los DTs rivales. Alabados por quienes querían comprar sus derechos deportivos. Alcanzaron un nivel sobrenatural desarrollando su talento para anotar.
Y junto a ellos, el hijo de la cantera, aquel que cuando dejó atrás los días de gloria como jugador, decidió dar una mano al equipo haciendo uso de su liderazgo y amplia experiencia. Felipe Pereira fue jugador y DT de aquel equipo al que todos, comenzando por
alfabravo, querían ver jugar bonito cada semana.
Así se siente vivir Hattrick. Conoces a otros que realmente han soñado ver, tal y como se lee aquí, a su equipo jugando. Otros construyen comunidades alrededor del juego sin limitarse a él. Hattrick se convierte en motivo y en excusa para compartir, como siempre pasa con el fútbol y todo aquello que con él se relaciona. Porque el fútbol es la vida. Y puede ser tan real como se quiera.
Thanks to frkzd for his suggestion. Perhaps, he won't even read what I've done after his idea, but the process of making this up was really interesting and I'm happy about it. Hope it reaches someone out there at last.
Bis bald!!