septiembre 09, 2009

Bruma

Hace falta una suma de factores para llegar a un estado en el que aquello que sentimos de una u otra forma se asemeje a lo que describía Bretón. Usualmente me demanda acusar fatiga en alto grado y dormir poco para lograr esa secuencia de sueño y vigilia en la que no se logra distinguir nada y a la vez todo está conectado de alguna forma. Los diálogos que llamarían reales, se escurren entre rendijas y se camuflan al ingresar en la memoria del Alfabravo que camina por un bosque hoy o que recorre algún pasaje de su infancia mañana; mutan y evolucionan para integrarse con el horizonte, difuminan la línea entre lo que los demás nos recordarán mañana y lo que nosotros mismos nos encargaremos de rememorar en el siguiente sueño.

Debe ser interesante conservar esa integración del subconsciente con el mundo consciente que construimos y sin duda debe llevar a nuevas perspectivas. A nuevas expectativas, a sueños más elaborados. Inclusive, puede que sea más fácil hacer los sueños realidad pues al final, con soñarlos será más que suficiente. Somos dioses en nuestros sueños, así no logremos correr en ellos.

Ahora que lo pienso, es raro recordar a Bretón por haberle leído en el examen del ICFES. Siempre se me aparece ese recuerdo como si surgiera de la bruma. Es el manifiesto surrealista, autorreferente.

Bis bald!!

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