agosto 21, 2016

Ginza

Los 747-400 son simplemente hermosos. Todos los tratan con cariño. Los aterrizan con sutileza (fue el aterrizaje más sutil, suave y cuidadoso que me ha tocado en la vida), los técnicos conocen cada detalle de su funcionamiento y conocen los ires y venires de cada pieza.

Queen of the skies, le llaman. Y con toda la razón. Es una nave hermosa.

*

Alguna vez en la universidad me topé con un cartagenero tímido. Ese evento, único en su clase, parece haberse unido con otro: me topé con un japonés poco polite.  Ya lo he visto todo, ahora sí.

No hay comentarios.:

Lo más fresco

Photojournalism

Hoy todos estamos lamentando que Sebastiao Salgado ya no esté más. Pero al mismo tiempo estamos todos hablando de cómo está presente todo el...