julio 28, 2016

Zap

Ayer quedé de ver el partido con M. De hecho, me iba a ver con L. que es su amiga y a través de ella supe que el plan había cambiado. Salí de la oficina relativamente tarde, cerca de las seis, y me fui a tomar un bus hacia el park way en un paradero sobre la carrera once. Estaba avisándole a M. que iba ya en camino cuando una mano furtiva me golpeó rápidamente en las manos. Mi teléfono cayó a la calle sobre unas hojas secas y ahí vi que la mano pertenecía a un ser que iba en moto, una moto barata con la placa tapada. La moto paró unos diez metros adelante y el ser me miraba por el espejo desde el interior de su casco. Recogí mi teléfono de entre las hojas mientras un tipo que también esperaba el bus decía que Qué tal la rata. Mire al ser en su moto, le sonreí y lo vi irse lentamente.

Ideas varias que me quedaron de mi encuentro con la delincuencia común.
  • Supongo que no puedo avisarle a la gente que voy en camino a las citas. Vivir con miedo, desconfiar de la gente que va en moto, esas cosas. No va a pasar pero supongo que así es como la gente vive en esta ciudad. Otra vez me quiero ir de acá.
  • Supongo que tener un teléfono más grande ayudó a que el delincuente no pudiese agarrarlo con una mano. Qué bueno que tengo un teléfono grande. Tengan teléfonos grandes.
  • Supongo también que no se puede jugar Pokemon Go. Igual mi teléfono tiene procesador Intel, así que no puedo jugar así quiera.
  • Mi teléfono nuevo es de gran calidad. Con semejante pantalla, sobrevivió a una caída de metro y medio sobre asfalto. Y hojas secas.

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