Hoy vi un papel importante que iba por la calle, empujado por el viento hacia ninguna parte. Como todos los papeles importantes, no estaba doblado ni tenía pliegues; giraba sobre un eje, curvado porque los papeles importantes se llevan dentro de alguna revista o carpeta y van curvados pero sin pliegues para mantenerlos tan cerca de su estado original como sea posible.
El papel giraba sobre la calle, cobraba vida cuando algún carro pasaba cerca y avanzaba unos metros más. El papel, tan importante como fue para alguien más, pasó a ser un absurdo sin fin que andaría por ahí hasta que algo lo aplastara y la lluvia lo arrastrase luego a algún desagüe.
La trascendencia de las cosas no es permanente ni inmutable, ni mucho menos objetiva. A mí me importaba un carajo el contenido del papel y por eso lo dejé seguir revoloteando a su suerte.
julio 12, 2017
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