Sergio escribe sobre el camino ideal a una comunidad sin jefes.
Javier hace una adenda en la que comenta cómo los mejores jefes, los que se ponen de ejemplo a seguir, son los que mantienen una organización más plana, con menos obstáculos, muy parecida a la utopía sin jefes.
Yo sólo pienso en la conversación que tuve anoche con dos amigos, donde me contaban cómo los raids en Warcraft siempre tenían un Raid Leader que estaba pendiente de todo lo que hacían los demás e identificaba quién usaba los spells fuera de secuencia, le quitaba foco al Tank o algún otro error que pudiese hacer fracasar el raid. Así sea como hub y enrutador de mensajes, el jefe es necesario.
Ya todos deben conocer la historia de la sinfónica rusa que intentó tocar sin director. Todos menos Sergio, quiero decir. Con cierto éxito, eso sí. Hay ensambles menos complejos que lo logran con más éxito porque la práctica es menos demandante. No imagino alguna versión de la octava de Malher (Mahler-mano) o algún montaje Karajanesco con un ejército de gente tocando sin director. El precio de quitar el jefe es, a veces, perder un poco de individualidad por lo demandante/esclavizante que puede ser el llevar a cabo la parte de uno y garantizar que funcione dentro del contexto que le rodea, lo cual no deja de ser cuando menos gracioso.
julio 11, 2017
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