junio 24, 2016

Negotiate

Así como escribí ayer con optimismo por lo que significa que dejemos a un lado la guerra que siempre estuvo, no escondo mi preocupación por lo que no veo cómo se resolverá.

La negociación en La Habana siempre ha sido entre las FARC y una parte de las élites. Una cesión en los privilegios de éstas para que aquellos puedan hacer parte de la sociedad y revindicar sus intereses. Lo que no veo es cómo la otra parte de los privilegiados, los que se rehúsan a ceder y a compartir, los que no planean compartir, van a afrontar la realidad del fin de la guerra.

Algunos de ellos financiaron el paramilitarismo. Muchos de ellos cuando menos lo apoyaron porque protegía sus intereses. Ya hacen lo suyo para enfrentarse a los procesos de devolución de tierras ya que en muchos casos, la guerra les benefició cuando el desplazamiento masivo les dejó terrenos abandonados que podían hacer suyos sobornando notarios o pagando cifras nimias. Los vemos demandando a otros por traición a la patria y rechazando todo lo que implique ceder en los privilegios.

Me da miedo que esas élites comiencen a pagar otra vez para matar a quienes vuelven de la guerra. Porque ya lo hicieron una vez. Ya comenzaron a alimentar el odio a la diferencia y vaya uno a saber si no terminan pagando a otros pobres para que maten a los que acaban de renunciar a la guerra.

Ojalá el fin de la guerra no se vuelva en otros un motivo para seguir matando gente.

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