En algún momento del semestre, el monitor de la clase de todos los días trató de ser más amable con A. que con otras personas. Conversar más a menudo y buscarla para revisar cualquier cosa en sus trabajos y escritos.
Sé que, al finalizar una clase, ella se acercó a su mesa para hacerle alguna pregunta y que, inconscientemente, fui a pararme -sin siquiera pensarlo- junto a ellos comiendo ruidosamente un paquete de Limoncitas. Bueno, al menos les ofrecí compartirlas.
A. me miró con extrañeza, luego se despidió secamente del monitor y salió del salón. Luego le pregunté cualquier estupidez a él, tomé mis cosas y me fui.
Supe que había hecho lo correcto cuando ella, una mañana poco después en la que caminamos juntos, me confesó lo fastidioso que le parecía aquel tipo y lo molesto que resultaba el que él la buscara y la incomodara con sus comentarios y chistes malos. Creo que lo dijo para demostrar gratitud.
Y desde aquel choque de Limoncitas, él comenzó a fijarse en alguien más.
I felt like a dude amongst dudes that day
julio 30, 2012
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