Pues nada, ya volvimos a los días en los que aparecía la gente con el corte franela o con el pipí en la boca. Todo muy accidental. Todo muy sin querer queriendo, no crean que perdimos el control de algo, ni más faltaba.
Los días de las amenazas, de la degradación pública y de los peores criminales representados o representándose a sí mismos en el Congreso.
Tal vez esos días nunca se han terminado. Muy seguramente debido a los de siempre que procuran mantener todo tal y como está. Las tierras en las mismas manos, el poder en las mismas cabezas.
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Ya estoy planeando el siguiente tatuaje. A ver si encuentro quién convierta mi idea en un diseño chévere.
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La Policía ya está llevándose patinetas eléctricas a los patios por invasión del espacio público. ¿En qué momento dejarán a alguien sin su silla de ruedas?
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