marzo 01, 2019

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De unas semanas para acá, la Policía en Colombia se ha dado a la tarea de convertir las infracciones al Código de Policía en sanciones económicas.

La Policía los quiere con miedo. No tengan miedo. Puede que elijan no chocar con ellos pero no les tengan miedo. ¿Se supone que la gente va a hacer las cosas mejor si tiene miedo? La delincuencia organizada, que es grande y poderosa acá, esa no le teme a estos idiotas. Sólo el de a pie le va a tener miedo a la arbitrariedad. De paso, son un montón de comparendos que sólo atascarán más los lugares a los que deben comparecer los multados. Pero sobre todo es el miedo a hacer cualquier cosa, ese que buscan los que tienen poder a través de las armas y obedecen a los que quieren calles vacías y gente caminando sin mirar al frente.

También son estos patiños del Patiño mayor, el sub presidente, que van cada uno haciendo lo que cree conveniente sin alguna política que defina lo que sí se debe hacer. Como el inepto ministro de justicia, aquel que cree que lidiar con la flora y fauna de un país equivale a lidiar con las plagas en su finca. El que cree que jartarse un galón de glifosato es una buena prueba científica de lo bueno o malo que puede ser para la salud pública. Ese mismo homúnculo defiende las actuaciones ridículas de la Policía porque cree que así tendrá resultados por mostrar.

Es un inepto sin preparación ni carácter, rodeado de un circo muy malo que hace de forma individual lo primero que se le cruza por la cabeza, algo que suele ser una mala idea y que no suele tener mucha competencia en esas pequeñas y vacías mentes.

Es una suma de estupideces que, para el ojo no entrenado o la mente muy ávida, bien puede parecer un plan muy organizado. No es nada diferente a una profunda incompetencia y a una sed de poder llena de maldad.

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