septiembre 27, 2015

Clouds

La última vez que andaba persiguiendo un eclipse de luna, lo hice como excusa pa encontrar un sitio oscuro donde morirme. No me morí y no vi el eclipse porque, a pesar de recorrer cientos de kilómetros, todo lo que tenía para ver era una costra de nubes pequeñas y rojizas. No tomé fotos por lo de querer morirme.

Hoy no había una sola nube. Hoy sólo había luces en el cielo y una esfera rojiza. Mosquitos y pájaros con insomnio. Hoy todo estaba mucho más claro. Nada había entre los ojos y los astros.

Suena a un largo camino, a pasar por todos los trabajos de Heracles con una noche de infinitas luces en el cielo como recompensa. Porque el camino le dio sentido a todo esto y ahora sólo hay una profunda necesidad de ser feliz. Pocas cosas hay más vitales que esa, creo yo.



PD. Si con algún cuerpo celeste he creado algún tipo de vínculo emocional es con la luna. Más de una vez ha aparecido o desaparecido justo en el momento adecuado. Soy un lunático.

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