Hoy no había una sola nube. Hoy sólo había luces en el cielo y una esfera rojiza. Mosquitos y pájaros con insomnio. Hoy todo estaba mucho más claro. Nada había entre los ojos y los astros.
Suena a un largo camino, a pasar por todos los trabajos de Heracles con una noche de infinitas luces en el cielo como recompensa. Porque el camino le dio sentido a todo esto y ahora sólo hay una profunda necesidad de ser feliz. Pocas cosas hay más vitales que esa, creo yo.
PD. Si con algún cuerpo celeste he creado algún tipo de vínculo emocional es con la luna. Más de una vez ha aparecido o desaparecido justo en el momento adecuado. Soy un lunático.
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