marzo 16, 2024

Recollection

Creo firmemente que la pregunta no es si todos se hacen existencialistas en algún punto de su vida sino cuándo lo hacen. El qué hacen con eso debe ser la pregunta que sigue.

Cuando todos a tu alrededor se ponen de acuerdo en denominar un evento de tu vida como algo que pudo ser mortal, la conversación que uno mismo tiene con su propia historia se hace más complicada. La narración se hace sinuosa.

Lo que sea que haga que recordemos cosas es también muy hábil para hacer que olvidemos. Ya perdí la cuenta de las películas que vi en 2014 e intenté comenzar a ver nuevamente en algún momento entre 2019 y 2024. Sigo usando icheckmovies para llevar el registro porque ya la memoria no da abasto (y siento que estoy perdiendo el tiempo sin entender el porqué).

Es un poco como las preguntas de Datacrédito Experian. Desde hace cuánto tiene relación con tal empresa de telecomunicaciones. Hace cuánto tiempo tiene la cuenta de ahorros con el banco aquel. Cero a dos años, tres a cinco años, seis a nueve años, diez a quince años, más de quince años. Las referencias se convierten en direcciones bugueñas, yo tenía este número cuando comencé a salir con tal chica, yo tenía el crédito cuando comencé a trabajar en esa empresa y eso fue en tal o cual año. Debería haber estadísticas que muestren que entre más vida, más nos equivocamos contando nuestra propia historia.

Que es larguísima. Si sienten que es muy corta, es porque no han puesto atención. Se sentaron en la silla de atrás y se durmieron en la clase, parce.

Y bueno. También se vale.

*

Por ahora, el camino es ser. Vivir en paz, en el rincón del mundo que lo reciba a uno y ser, viviendo las cosas que uno cree y compartiendo con los que tengan por azar estar alrededor de uno. Dejar ir lo que no será y abrazar todo lo que pueda ser. Sin apegos pero con arraigos. Y disfrutarlo, porque es posible que después ni nos acordemos.

O que, tal vez, como con mis recuerdos de la experiencia casi mortal, todo se vea como Neo recién lo sacan de la Matrix. Una conlección de escenas cortas con cortes que delatan la fragilidad del protagonista, el narrador menos confiable de todos y a su vez, el que mejor podría describir la situación.

diciembre 18, 2023

(In the) Country

La gentrificación del campo. 

Las carreteras bien demarcadas y sin baches, una cosa impensada hace treinta años cuando se necesitaban para sacar lo que se había cultivado o la leche recogida. Muchas señales de tránsito que antes no existían (y tampoco se habían usado mucho). 

Más carros particulares, menos buses, buses más pequeños. Porque antes todos sabían a qué hora pasaban los buses, que seguían un horario para cada empresa. Lo único que podía demorarlos era alguna falla mecánica o algún problema en la vía. Paraban a veces frente a la casa de los tíos en los días más calurosos, buscando añadirle agua al motor para evitar problemas al subir, sacandola de una alberca que alguien puso a la vera del camino.

Las veredas más populosas tienen paradero de bus en la carretera demarcada. Eso implica un andén y unos reductores de velocidad. Es una versión de progreso extraña para una pequeña carretera rodeada de montañas y de un valle profundo.

Los ciclistas suben y bajan por la carretera. Ciclistas que van cada uno en una bicicleta más cara que las casas viejas que sobreviven alrededor de la carretera. Uniformes coloridos y bicicletas ultramodernas, ráudas y silenciosas; ya no se ven bicicletas viejas llevando uno o dos cantinas de leche cruda. Mucha menos gente caminando junto a la carretera, muchísima menos gente a lomo de mula o de yegu,a yendo de una vereda a otra para arriar o mover animales de un terreno a otro.

Carros y camionetas más lujosos, con remolques que llevan bicicletas caras o cuatrimotos. Caravanas de carros que van camino a alguna finca con piscina y numerosas comodidades. Restauantes caros a la orilla de la carretera donde los carros lujosos se detienen para almorzar. Sólo los más viejos saben cuáles son los que han estado siempre y son buenos sin cobrar un montón de dinero para demostrarlo.

Casas de verano y fincas de recreo. Casas con ventanales de doble altura, pastos podados y trabajos de paisajismo en el terreno frente a la entrada. Terrenos sin cultivos, sin animales de granja, limpios y decorados. Conjuntos de casas con vigilancia privada. Nuevos ladrones, menos cuatreros y más apartamenteros. Más inseguridad. Mejor conexión a Internet.

diciembre 14, 2023

Concert

La experiencia de ir a un concierto se ha convertido, sin buscarlo, en una suerte de realidad aumentada accidental. Estás viendo al escenario, que ya tiene dos enormes pantallas a los costados, y de repente te encuentras con una miríada de pequeñas pantallas, cada una interesada en una cosa diferente. Cada una enfocando y registrando un detalle ligeramente diferente, casi como si estuvieras viendo qué pasa por la cabeza de cada uno de sus dueños.

Como si vieras, en simultáneo, todas las cuentas de TikTok e Instagram, al mismo tiempo. Casi que puedes llegar a imaginar loque cada persona dice, se dice, les dice, mientras mira a la pantallita para grabar bien y deja de mirar el mundo real en el proceso.

diciembre 08, 2023

Pax

Se acabó el tiempo en el que había bandos, lados, posturas o facciones definidas.

Se acabó el mundo abierto a ser explorado. El asombro ochentero de la ciudad prohibida más allá de Bertolucci o San Petersburgo sin el lente de las historias. Sujeto a los términos y condiciones del pasaporte.

Se acabó el postureo de la diplomacia que parecía funcionar de alguna forma por 60 o 70 años. Volvemos a la idea de pasar por encima de otros sin más, con el resto mirando hasta que se haga demasiado incómodo.

Lo peor de todo es que todos los análisis nacen del mundillo industrializado y blanquito. Desde el sur global, la única lectura que todo esto admite es que nada impide que el propio rincón del mundo sea la siguiente escala en las guerritas proxy abiertas (no económicas ni escondidas) por recursos.

Y al mismo tiempo, todo sigue igual. Tal vez el capitalismo ya hizo la transición y ahora no invade por petróleo sino por gas y agua. Tal vez.

octubre 21, 2023

Market market market

Votar en la periferia es, normalmente, verse enfrentado a una gran infinidad de candidatos cuestionables o que, para el discurso estándar al menos, serían claramente inferiores a la responsabilidad que se supone que enfrentarán.

Igual, la democracia es precísamente el ejercicio de elegir a cualquiera. Siempre y cuando no sea seguidor del aceleracionismo estúpido de Silicon Valley.

mayo 09, 2023

Sides

Hace ya un tiempo que escribíamos por acá cómo es tan fácil (tan difícil) para las personas que cuidan a alguien con depresión el emitir juicios de valor. La persona con depresión no escucha, no hace caso a las recomendaciones, por qué no haces lo que dicen tus amigos, por qué no dejas de decir esas cosas. Y así.

Aparece entonces un breve video de esos que publican en redes sociales.

Se puede quedar uno en diferentes aspectos del mismo video. O mentarlos todos para quedarse pensando con menos sesgos y más ideas, todas juntas.

Lo primero es que ahora todo tiene que ser (o pretender ser) viral. Algo controversial, gracioso o caricaturesco. Todo, desde el periodismo hasta el contenido erótico para adultos, todo debe tener ese formato porque, aparentemente, las personas más jóvenes son incapaces de consumir otra cosa. No se puede conversar o publicar preguntas a especialistas de salud mental. No vale la pena conversar. Eso no genera interacciones. Tenía que ser un dramatizado ridiculizante y sesgado.

Lo segundo es que hay al menos una falacia lógica en el video y los comentarios de la persona que lo publica. Como ha sido paciente de especialistas en salud mental, eso la habilita para decir lo que está diciendo desde el corazón y escuchando lo que le comparten. Después de publicar, cuando le da interacciones. 

Lo tercero es que el tonito de contenido corto y chistosito es vergonzante para quienes se encuentran en la situación de quien aparece allí representado con depresión. Desfigurado. Podrían decir que la persona publicando dice algunos y no todos, pero ese intento de denuncia somete al escarnio a un montón de personas que se van a identificar aquí y van a reforzar la idea, común entre los que vivimos la depresión, de ser una carga para los demás.

Se le olvidó a la periodista que las personas que sufren de depresión a menudo van a usar todos estos mensajes como refuezo de sus propias ideas autodestructivas. Que no hay visión de futuro, no hay imagen de sí mismos que incluya algo bueno o digno de preservarse. Y posiblemente eso sea lo que me causa más incomodidad: la necesidad de denunciar, de preservar el personaje a través del cual denuncia lo que otras le comentan, pareciera ser incapaz de ofrecer cuidado a nadie más que a algunas personas. Los demás somos prescindibles; lo importante es el cuidado a quienes ella elige. A las que ella elige.

Claro que es frustrante interactuar con alguien que ha asumido su lugar de autocompasión y constante maltrato a sí mismo. Claro que va a pasar, que la persona sufriendo de depresión va a negarse a hacer cosas que sus cuidadores preferirían que hiciera. Por supuesto que esa persona va a elegir gastar su dinero en hedonismo inerme antes que en procurarse bienestar duradero. Si no hay sueños para uno mismo y la propia existencia es un estorbo para los otros, lo esperado sería entonces que se cargue toda la vacuidad en sensaciones físicas básicas que, como mínimo, permiten ignorar las emociones -e ideas- profundas que te persiguen todo el tiempo. Y en la repetición del desprecio de uno mismo y la victimización. 

Es cómodo y conocido ese lugar. Ese rincón donde te prestan atención porque eres así. Te identificas como persona deprimida, con pensamientos suicidas tal vez. Es lo que eres. Vas a defender ese espacio porque si quitan eso no queda nada más de ti.

Defintivamente sucede, que alguien se hace completamente ajeno a la frustración de los demás cuando tratan de ofrecerle cuidado concreto. Yo, como persona que también ha pasado por un tratamiento con profesionales de la salud mental (así como la periodista), recuerdo de forma vívida el momento en el que llegó ese insight. Ese descubrimiento, profundo e inimaginable para esa versión de mí, en el que descubrí que tirarle a los demás los grandes y complejos problemas que vivía no ayudaba a nada porque los demás no tenían cómo ayudarme con ellos. Entendí que, tal vez, era más fácil acudir a otros para cosas simples -un abrazo, un café acompañado- que definitivamente ayudaban a sobrellevar un día de pensamientos complicados y emociones abrumadoras. De un plumazo, la idea de ponerte en el lugar de otros, de los más cercanos, reaparece en el panorama después de un tiempo en el que ni siquiera te daba la energía para preocuparte por cuidar de ti mismo. Redescubres la empatía porque eso se había refundido hacía mucho tiempo junto a otro montón de cosas.

Lo lamentable es que, por preservar al personaje que siempre denuncia, por ser la salamandra de la antiviolencia, la periodista carezca de empatía con una población numerosa y frágil. Porque posiblemente conoce algunos casos en los que la falta de empatía y el autosabotaje, la autocompasión, se acercaron peligrosamente a los comportamientos que algunas personas han usado para hacer gaslighting y para ejercer violencia psicológica en otros. Pero es que no hay excusa, dice quien posiblemente no ha lidiado con personas condicionadas tanto o más, con las que la racionalización de las emociones y las expresiones no procede.

Falta ver si los profesionales con los que dice que habló, aprueban su aproximación al video o simplemente charlaron y olvidó validar su contenido con ellos antes de salir a recibir interacciones por la Internet. 

Y bueno, ¿cómo hacemos para identificar a los que en realidad no sufren y sólo viven alguna crisis de vida desde la que sí están explotando un discurso? ¿Será que implica no traer a la pantalla la depresión ni ningún otro problema real de salud mental para hablar de alguna otra cosa? No hay cómo compararlo con otras condiciones físicas porque esto afecta el comportamiento de una persona; sus acciones y su discurso está atravesado por esta condición de salud. Entonces, ¿cuál es la profundidad del argumento que supuestamente expone?

Pero eso para qué hacer una crónica o una entrevista, si con un meme basta para que se entienda. Igual, ella fue paciente (psicológica y/o psiquiátrica) y por eso no debemos entender mal su denuncia.

Pero qué imbécil.

marzo 30, 2023

Feet

Cuando estábamos en clase con Andrés, él nos recordaba todo el tiempo lo importante que era caminar las montañas, recorrer los caminos, acampar en los bosques y en los páramos, buscar las cumbres y escuchar los sonidos de la naturaleza. La sensasión era que la única forma válida pasaba por la vida del nómada cómo versión última de todas las cosas. Una suerte de budismo con botas, desligado de todo y de todos.

Con el tiempo y la vida (con mucha suerte, también), he podido descubrir que esa no debe ser la única versión, la única forma permitida de caminar por el mundo. Uno también puede recorrer las calles, los barrios, las tiendas, los restaurantes. Las plazas, los parques, las rondas de los ríos, los malecones. Los buses, los metros, los taxis, los trenes. La esquina anónima. La esquina que queda diagonal a la esquina famosa. La calle anónima que desemboca en el lugar famoso.

Y en todos esos lugares, las personas. No la masa, de la que seguimos huyendo el noventa y nueve por ciento de las veces; las personas, cada persona con la que nos cruzamos en medio de su propia vida, de su propio viaje. Cada historia, miles de historias. Y en ellas, nosotros reflejados.

Es la infinita música de las cosas, pero reconociéndonos también como parte del mundo. Tiene el mismo mérito escuchar con atención el trajinar de la calle desconocida que el canto de los pájaros en el medio del bosque. En ambos somos ajenos al lugar y a sus habitantes, en ambos existimos (idealmente) desde un lugar humilde y silencioso donde nada nos pertenece y por ello mismo, no hay apego alguno. Es el taller que parlotea y canta de Baudelaire.

Mis piés, Andrés, también regresan siempre olorosos a caminos. Otros caminos, los que yo mismo encuentro al andar.

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