Ni el cambio, ni las mejoras ni mucho menos la revolución, van a ser organizados, compartidos o permitidos siquiera por Facebook. Esa letrina es sólo un walled garden, un pastal verde lleno de tombos y plagado de anuncios publicitarios pagados con nuestra privacidad.
Ha pasado ya un tiempo desde que el idiota útil aquel decía que quería conectarnos a todos en el mundo. Como el ladrón en Duro de Matar, Marquitos es sólo un ladrón con traje elegante.
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