agosto 01, 2019

Building

Hay una costumbre muy rara en Bogotá: los edificios de apartamentos sólo reciben el nombre de una mujer o el de un lugar geográfico. Pueden ser Laura, María Helena, Catalina I, II, III, IV; pueden ser Milano, Verona, el Rincón del Puente, Roma. Lo que nunca serán es Camilo, Alberto, Maximiliano I, Adolfo, Josef.

¿No vivirían ustedes en un lugar con el nombre de un tipo? A mí me encantaría un edificio Tesla. O tal vez un Schrödinger. Edificio Archiduque Francisco Fernando. Lléveme al edificio Pambelé en la 82 con 11, señor taxista, porque es mejor ser rico que pobre. Pero simplemente no pasa y se quedan en deformaciones de lo que ya existe o en vainas inexistentes para no repetir nombre (que además, no está permitido): Rozalez, Andaluzia, Amarilo.

Creo que lo único en esa onda han sido los edificios con nombre de pintor en Colina Campestre. Hay Monet, Picasso y todo eso, pero seguro lo hacen porque son nombres conocidos; ni de fundas le ponen Oppenheimer o Max Born porque qué pereza esos nombres tan ñoños.

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