septiembre 08, 2025

Ranthought - 20250908

Ha aumentado el presupuesto para comprar CD y vinilos. Aumenta el tiempo durante el que escucho radio, sea a la antigua o escuchando algún stream. Disminuye el tiempo de exposición a spotify mientras logro ver si la familia puede salirse de ese gasto.

Se descontroló la idea de mostrar lo que estamos escuchando (tan popular en tiempos de MSN Messenger) y ahora esa mierda nos consume la vida, literalmente (sobre todo si uno es destinatario de toda la mugre de armamento que financian).

https://community.plus.net/legacyfs/online/plusnet_blogs/2014/10/msn-music-plugin.png 

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En 2021 compré un tarro para tomar agua. De los que mantiene el agua fría por muchas horas. No, no es el famoso tarro Stanley. Lo realmente interesante es que lo elegí con un diseño bonito porque no quería andar con un tarro aburrido por la vida. El tarro tiene pintura rosada y dibujos de sandías por todas partes.

De repente, la vida se hizo complicada y mi tarro ahora es un símbolo de resistencia a la opresión. Todo era más sencillo cuando no tocaba hacer saber -usando un tarro de agua en este caso- que uno no está de acuerdo con regímenes invasores y asesinos.

Sólo quería un tarro de agua. Afortunadamente no tengo que ponerle un sticker diciendo que lo compré antes de que el CEO se volviera un facho de mierda.

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Todos los celulares son iguales. Hay más variedad en los portátiles y es por pura conveniencia. Se le agotó esa línea de pensamiento al capitalismo y ahora hay que sacar hojas de cálculo que sumen mal de vez en cuando. Pa ponerle emoción a la declaración de renta, supongo. 

Lo bueno es que no hay que pensar al comprar un aparato de esos si hace falta. Sólo se mira el presupuesto y se compra uno. A menos que ustedes vivan de aparentar con la vagabundería del iPhone, por supuesto.

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Matemáticas de asalariado:

- Un domicilio para dos personas cuesta COP 70.000. Un tiempo de comida.

-  Un mes de hacer mercado con proteínas, frutas y verduras, de buena calidad y sin ir a la plaza de mercado principal de la ciudad, para las mismas dos personas, nos sale como a COP 800.000.

Comemos un mes, tres tiempos de comida con dos meriendas, con lo de diez domicilios. Podría ser con mucho menos yendo a mercar a la plaza, comprando cortes de carne y cerdo más baratos, arroz más barato, huevos más pequeños, café de menor calidad si hace falta. Fácilmente, podría ser el 60%

Y, lo más importante, le apuntamos a no morirnos tan pronto por comer porquerías en una proporción inadecuada.

La conveniencia es una trampa muy hijueputa. A diferencia de los lugares en los que la opción más barata es precísamente la comida rápida (como la fila socialista de cualquier McDonalds gringo). Y eso que la logística de la distribución de comida en este país podría mejorar mucho; ahí sí sería más barato todavía hacerle a la comida fresca. 

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El maíz enlatado que se consume acá viene de EUA o de China.  

Finalmente se les dio esa cochinada de verificar la identidad de la gente "para cuidar a los niños". Así como arrestan octogenarios por cargar pedazos de cartón con textos escritos en ellos. Una vez hagan los primeros arrestos usando información de los proveedores de VPN menos confiables, la gente presumo que volverá a intercambiar pornografía y maricadas por medios físicos.

La seguridad democrática universal está muy maluca.

agosto 12, 2025

Bot

Y es entonces cuando todos estos seres que se la pasaban leyendo, viendo y oyendo historias sobre el romanticismo de comienzo del siglo veinte, se vieron ellos mismos inmersos en un parche de gente que se niega a usar la mugre que otros denominan progreso.

Porque ya no se trata de gastar menos tiempo, menos personas o menos recursos. Es la falsa economía del pensar menos. Misma promesa del tener más tiempo para ser feliz.

La felicidad que da tener menos agua y menos recursos disponibles. Porque tenemos un complejísimo entramado de cosas -que se consumen el mundo- hechas para poder decirle a alguien en su dispositivo móvil, cuál es el resultado de una suma. O una receta de pasta carbonara con la cantidad de ingredientes necesaria. Es como un mal cuento de Bradbury, donde la súpercomputadora de turno es una mofa a sí misma. Es la versión irónica de todos los cuentos sobre el modernísimo futuro, en los que no hay un éxito abrumador y el absurdo está presente como contexto del cuento, no como giro dramático. Las máquinas le roban, sin saberlo, el sentido del absurdo al humano protagonista.

Están todos esperando a Godot y ese man nunca llega porque no existe más allá de sus sueños. Aunque uno no sabe cuál es la peor opción: el tecnooptimismo desbordado de hagamos algo que nos dibuje un patronus con drones o los tecnochorros que venden humo sabiendo que es humo y usando mercadeo básico para inflarlo todo. 

Si tan sólo se robaran también el destino trágico -del héroe- sin arrastrarnos con ellas. Un gran despeñadero del destino en el que nos lográramos desprender de toda esa mugre sin morirnos en el proceso.

No demora en salir alguien a lo Fritz Lang, haciendo algo que represente el profundo malestar global alrededor de esta puta burbuja. Y, si queda alguien, lo entenderá en 80 años y lo celebrará. Y seremos esos bobitos de turno, ingenuos pero bonitos.

Veremos. 

mayo 23, 2025

Photojournalism

Hoy todos estamos lamentando que Sebastiao Salgado ya no esté más. Pero al mismo tiempo estamos todos hablando de cómo está presente todo el tiempo en el fotoperiodismo. En la fotografía como oficio. En la fotografía como arte. En la condición humana. El man siempre está si uno ha pasado de alguna forma por la historia de la fotografía o por el oficio de tomar fotos.

Creo firmemente que el ejercicio de salir y tomar fotos nació de la profunda necesidad de capturar historias. Hacer visibles cosas, como lo vi en Salgado y en Vik Muniz. Hacer visibles personas. Pero al mismo tiempo, si hace uno una revisión detallada de mis fotos, siempre he vivido la disyuntiva de querer mostrar sin ser invasivo. La gente sale entre sombras, de espaldas, cosas así. Y genuinamente no sé si eso está bien o lo hago mal o qué hacer, pero lo sigo haciendo porque supongo que soy yo reflejado en esas fotos de otras personas y otros lugares.

Siempre he querido hacerme a alguno de los libros de Salgado. Nunca me he atrevido a comprarlos porque siento que representan un montón de cosas y que tal vez los vuelva un commodity si los tengo en la casa. Tal vez si los mantengo más como recuerdo y menos como posesión, se mantienen en la lista de criterios para tomar una foto y menos como inventario de pertenencias. Porque esa vuelta es muy grande para pertenecerle a alguien.

¿Cómo hace uno para abarcar lo que representa Salgado? Desde la intención -lograda- de representar las cosas importantes en el mundo, las que todos deben ver, hasta la renuncia absoluta a pertenecer a ese mundo y, en cambio, intentar crear uno diferente. Otro, uno que viva sin interactuar con aquel que se resiste a cambiar o mejorar.

Supone uno que esa es la función del arte también. Propagar la intención. Y este ser lo logró sin emitir una sola palabra.

enero 22, 2025

(To leave) behind

Ya hablábamos antes de cómo el dejar ir es un regalo.

Bueno, ahora corresponde hablar de cómo eso es un regalo para uno mismo, a veces.

Pero no es posible que alguien se siente con uno a tomar café, uno le cuente la historia del consentimiento, la inconsciencia propia y el sexo sin que uno dé consentimiento explícito, para que ese alguien simplemente diga Nah, eso seguro se lo soñó, eso no puede ser. Y siga, sin más.

Si yo fuese una mujer, esa misma persona habría salido a indignarse y toda la mierda. Pero soy un man y pues, es imposible que a uno lo violen. ¿No? Deje así, fue un mal sueño. Sea varón.

El carné de feminista no es certificado de buena conducta, ni el ser buena persona implica necesariamente que sean justos con uno, ni una persona inteligente es necesariamente feminista. Y así.

Entonces, ahí uno deja ir a la gente que no lo cuida. Porque se entiende que esa emoción que se tiene asociada a esa persona es de disgusto. Enojo y decepción. E igual que en los otros casos, uno no necesita un discurso ni una justificación; uno simplemente va cerrando puertas y ventanas de esa fachada hasta que ya no se extraña nada.

A la mierda.

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Ranthought - 20250908

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