diciembre 29, 2015

Stroll

El otro día iba camino a un concierto en el barrio Normandía y casualmente llovió. Llovió muy fuerte. Tanto que los semáforos se ahogaron y con ellos, la salud mental de quienes iban en carros y buses por la ciudad. Bloqueos en varias intersecciones que asustarían al gestor de mutex más eficiente (por la estupidez de quienes estaban involucrados en ellos), pozos de agua sucia y escasez de buses.

Alguien le tomó esta foto a la intersección de la calle 100 con avenida 19 y @rozomilo la encontró. Yo pasé por ahí, mirando con detenimiento la cara de los que estaban ahí metidos.

Los servicios individuales simplemente no respondían (taxis) o eran muy caros (Uber). Lo único que se me ocurrió fue caminar. Caminar del corazón de Usaquen hasta Normandía. Pasar por Andes y la Floresta y sus andenes suficientes, cruzando el canal Salitre (donde apareció alguna vez aquel hombre con puñal y camiseta del Milan robando ciclistas) y Metrópolis, internándose en ese gentío entre Las Ferias y La Estrada (aunque el barrio frente a Alkosto se llama Marcela y el que está junto a la Boyacá se llama Acapulco).

Sí, hay un barrio que se llama Marcela.

Caminando entre andenes rotos y llenos de barro, pensaba que aquí la gente no camina. Caminar no es una forma de llegar a alguna parte y es extraño. Ya hay tramos concurridos para ciclistas en diferentes zonas de la ciudad pero caminar es aburrido, lento o peligroso. Supuestamente Peñalosa nos vendió la idea de una ciudad muy densa donde todo nos queda cerca. Amigo Peñalosa, mi recorrido promedio ida y vuelta a la oficina es de 30 kilómetros. Cada día. En un mes recorro la distancia que hay de Bogotá a Santa Marta. Todo está lejos.

Bogotá tampoco es un lugar en el que a uno se le antoje caminar normalmente. Andenes dispares, deshechos u ocupados por uno u otro negocio. Un tráfico ensordecedor en las avenidas principales que además ahoga al transeúnte en humo de diésel. Por eso mismo se ve tan rara la séptima peatonal, las fachadas se ven diferentes porque las vemos con menos afán, con menos humo y en medio de un espacio más cómodo.

De todas formas, hay muchos recorridos que podrían hacerse caminando. Debería poder caminarse cada vez que se quiera. Y en teoría se puede pero siempre hay algún motivo para elegir cualquier opción. Yo tardé cerca de una hora y media en mi recorrido, tenía tiempo disponible y no llovía ya. ¿Qué tanto nos hace falta caminar más a menudo? ¿Por qué vamos siempre en bus, en taxi o en el carro?

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