¿Qué tan importante es para cada uno de nosotros recordar aquello que nos ha ayudado a tomar decisiones en algún momento de la vida?
Si decidimos, a partir de un momento cualquiera, asumir que nuestro proceso de construcción es correcto y la información con la que contábamos era suficiente (información puede ser cualquier cosa, desde lo que sentíamos hasta una receta de cocina), y a partir de ahí, navegar con una premisa más a bordo, sin cuestionarle más; no resultaría complejo en extremo reconstruir el proceso mismo de decisión cuando encontremos algo nuevo en la vida y pensemos en lo bueno o malo que sería cambiar la forma en la que hacemos algo?
Normalmente, un sistema de aquellos que la literatura llama autopoiéticos, responde a los estímulos externos de acuerdo a lo que su estructura y su patrón (de comportamiento, el que lo hace ser lo que es) le dictan. Construye respuestas a estímulos nuevos a medida que su estructura se modifica mientras entra en contacto con el estímulo... la memoria del sistema está entonces en la estructura. Ahora bien, nuestras decisiones muchas veces no parten de interacciones físicas, ni siquiera de interacciones con otras personas, sino de nuestros propios procesos internos. Nos modificamos a nosotros mismos. ¿A partir de qué elementos llegamos a concluir que necesitamos modificarnos?
Y bien, ¿cuál es el papel de la memoria en nuestra vida? Si es importante, sería de utilidad conservarle de la mejor manera posible. ¡Alguna utilidad debe tener, después de todo! Si la utilizo para revaluar aquello que me sirve de guía a diario, para ahorrarme el trabajo de recorrer todo el camino de pensamiento desde las ideas simples hasta los juicios de valor; si vivo tal y como vive la ciencia, que se ahorra veinte siglos de camino educando en unos años a sus pupilos para que continúen construyendole... si lo que he decidido está en mi como siempre ha estado desde que incorporé cada juicio a mi vida, para qué recordar?
En lo personal, considero que cada interacción con el mundo siempre dará nuevos elementos de juicio para revaluarnos, mejorarnos y reconstruirnos. Sí, la memoria está siempre en nosotros y con nosotros, al menos la parte operativa. Si nos falla la parte racional del asunto, usualmente estará el final del sendero indicando a quien lo desee que siempre se puede ir más allá. En esencia, todo aquello que se llegue a recordar sólo es una ayuda adicional que nosotros mismos enviamos hacia el futuro cuando convertimos un elemento en algo memorable. Un mensaje en la botella, deseándonos suerte y empujándonos a ser mejores. No es indispensable para quien procura ser una persona feliz, pero con seguridad le ayudará en su empresa.
Así queden muchas preguntas por responder, como sucede con este post, pues no creo tener la respuesta a ellas más allá de simples principios operativos que me ayudan a seguir más allá de la duda gobernante.
You'd better forget [me], 'cause I won't do so
Bis bald!!!
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