Siempre le abres tus brazos, justo cuando por fin creía que el tiempo estaba conmigo.
Se oyen rumores y se siente el incesante batir de alas, con su zumbido atenuado, casi imperceptible. Y sin embargo el zumbido no se propaga por el aire ni por el éter; todos los sonidos están en la mente... y es allí es donde quieren arrastrar a quien permita que le invadan.
Y normalmente lo logran... invaden, engañan, son ilusión y vano sentimiento. Como te desprecio, oh tú Morfeo hijo de Hipnos! Qué miserable es tu presencia no solicitada, no esperada, no deseada! Maldito sea el momento en el que, cual Caronte, engañas y seduces y arrastras contigo la conciencia que hace un instante estaba frente a mi.
Bien haría Zeus en fulminarte...
Se oyen rumores y se siente el incesante batir de alas, con su zumbido atenuado, casi imperceptible. Y sin embargo el zumbido no se propaga por el aire ni por el éter; todos los sonidos están en la mente... y es allí es donde quieren arrastrar a quien permita que le invadan.
Y normalmente lo logran... invaden, engañan, son ilusión y vano sentimiento. Como te desprecio, oh tú Morfeo hijo de Hipnos! Qué miserable es tu presencia no solicitada, no esperada, no deseada! Maldito sea el momento en el que, cual Caronte, engañas y seduces y arrastras contigo la conciencia que hace un instante estaba frente a mi.
Bien haría Zeus en fulminarte...
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