Sobre Crimen y Castigo, el libro de Dostoievski que tantas veces intenté (en vano) leer completamente (sin lograr pasar de la parte dos, capítulo IV), puedo decir que finalmente tengo una imagen clara de lo que podría haber buscado el autor al escribirlo. Y aprovechando que nadie lee este blog, decir qué me pareció encontrar en él.

El libro es inicialmente conflictivo con el lector, sobre todo porque explora comportamientos y sensaciones que todos experimentan alguna vez. No lo digo por los deseos de asesinar; en Rodion esos pensamientos se basan en un conjunto complejo (muy bien construido) de ideas. Me refiero a cómo se siente tener una idea inicial, y conectarla con otras tantas en muy poco tiempo, llegando a una conclusión inesperada hasta para uno mismo... o viajando en círculos y repitiéndose una y otra vez la misma cosa. Resulta ser entonces una lectura densa en la medida en que la racionalidad de Raskolnikov prevalece y muestra con claridad contundente lo que le sucede al protagonista, dando al mismo tiempo la libertad suficiente para interpretar el comportamiento de Rodion y llegar a nuestras propias conclusiones.
Sin embargo, superadas una gran cantidad de situaciones, el amor redime a Rodion y aparece en su vida como lo opuesto a esa agudeza mental que guió su vida hasta hace tan poco tiempo. El autor plantea esa diferencia radical en el vivir, entre aquellos que se guían por sus sentimientos hacia aquellos que importan en su vida, y quienes sólo acuden a la brillante razón que todo lo iluminaba para los hijos de la modernidad.
Me cuentan que Dostoievski intentó posteriormente romper esa dualidad en Los Hermanos Karamazov... ya veremos si lo logró. Por ahora, la imagen de Sonia y Rodia sentados a la margen de un río, mirando la estepa infinita... esa imagen no tiene precio, más conociendo lo que sienten en ese momento... qué libro tan bonito... así otros me dijeran que el final era malo (cosa que no me pareció).

Bis bald!!