Le declaré el amor a una isla.
Es una isla desconocida, no está en mapa alguno. Nadie ha oído hablar de ella y por eso mismo permanece desconocida.
Para llegar a ella, sólo necesito levar anclas, soltar amarras, salir del puerto y dejarme llevar. Siempre y cada vez, la deriva me lleva a la isla desconocida.
Porque tal vez eso sea el amor. Confiar en que siempre se llega, sin importar los caminos y las rutas que todos siguen.
La fidelidad sería entonces, creer que siempre voy a encontrarla cuando viaje, a la deriva, buscándola. No es creer que es mejor si aparece en un mapa, con mi nombre y mi bandera.
febrero 14, 2014
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