Aquel árbol de gruesas raíces y frondoso follaje, de repente se elevó del suelo, alzando vuelo y llevando consigo a los sorprendidos pajarillos y ardillas, pasajeros inconsultos de aquella extraña travesía.
Caían grano a grano los restos de tierra, negra y aún húmeda, sobre las cabezas de transeúntes -ocasionales o periódicos-, sobre tejados y avenidas, sobre ropa limpia tendida en los jardines y solares. Nadie informó de algún fruto o nuez que cayese de una altura inusual, por lo que no llegó a saberse si el árbol en cuestión era un manzano o un nogal.
Aunque varios intentaron seguirle la pista, era claro que el árbol estaba determinado a alejarse de aquel entorno que le aburría y que parecía perseguirle. La fuerza que usó para despegar sus raíces del suelo ahora le apuraba a alejarse y encontrar un nuevo hogar.
Porque nunca han probado que los árboles no sepan volar. Algunos incluso comentan en voz baja que son ellos quienes les dicen a los pájaros cómo hacerlo, siempre y cuando vuelvan a visitarles una que otra vez. Es por ello que cada año los árboles cambian de atuendo: para recibirles con vestido nuevo.
julio 10, 2011
julio 05, 2011
I dream of
¿Qué se hace cuando cuesta tanto soñar de nuevo con lo que sea que se quiera hacer en el futuro?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Lo más fresco
Water (today)
La palabra clave describiendo a un estadounidense es consumo. No sorprende uno a nadie con esa afirmación. Sin embargo, es sorprendente el n...
-
Parce, podrán decir lo que quieran, pero cada vez que uno manda un pull request a un proyecto en el que no ha estado antes, eso se siente m...
-
Aquel que ha jugado videojuegos en alguna consola, habrá comprobado que parte de la esencia está en sostener el control con las dos manos pa...
-
Existe un momento para toda empresa de tecnología en el que -creería- su crecimiento le lleva a perder el horizonte de calidad e innovación ...