Cuando nos subimos al carro para ir al hospital, puse el frontal del radio en su sitio y lo prendí porque necesitaba el manos libres Bluetooth. Sin querer, comenzó a sonar Say hello to heaven de Temple of the dog.
Cuatro o cinco días después oí esa canción de nuevo y esta vez sí pude llorar.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Formulario habilitado temporalmente...
Disculpe las molestias, pronto volverá HaloScan, suponemos...