Esa mañana, mientras perdía el tiempo hablando con sus amigos a la entrada del edificio, vió pasar a A. con el pelo alisado hacia el laboratorio y no fue capaz de pensar en otra cosa por la siguiente hora. Se sentó en los escalones pa mirarla, una y otra vez, hasta que se hizo una sola mirada, interminable.
Ella posiblemente nunca supo que lo había hecho sentirse completamente imbécil. O tal vez sí.
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Disculpe las molestias, pronto volverá HaloScan, suponemos...