Es claro que se es demasiado jóven para el resto de la ciudad (o al menos se tiene cara de que se es así) cuando el lotero no le ofrece a uno
la nueve, hoy juega boyacá, la de bogotá, el eschtraordinario (sic). ¿Será que ser adulto implica dejar de creer que la lotería es trampa, o quizás creer más en la propia suerte que en las propias habilidades? No lo sé, nunca he comprado lotería, y parece que ellos lo ven en mis ojos.
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Disculpe las molestias, pronto volverá HaloScan, suponemos...